Por Felipe Martínez Chávez
Cd. Victoria, Tamaulipas.- Empieza la incomodidad social por las medidas
restrictivas que genera el Covid-19. Le pegan a nuestra idiosincrasia,
costumbres y tradiciones, aparte del bolsillo.
La pandemia ya “nos robó” los festejos del Día del Niño el 30 de abril, y el
juramento de los cadetes a la Bandera Nacional el cinco de mayo. Perderemos
el Día de las Madres y hasta las fiestas y borracheras del Día del Maestro y Día
del Estudiante.
Ya ni podemos enterrar a los muertos “como Dios manda”. Hay que
incinerarlos de inmediato y sin honores. No hay despedida.
Llega a lo más profundo de lo espiritual. Nuestro pueblo no puede
encomendarse a la virgencita de Guadalupe –lo que más privilegiamos
después de nuestras jefecitas-, porque las iglesias también están fuera de
servicio.
Ni cómo “olvidar” estos trances. Cerraron las cantinas y la “cheve” se acabó
y de paso dejó sobrios a los maistros en el Día del Albañil el 3 de mayo.
Este 10 de mayo pegará en el corazón de nuestra mexicanidad: Estarán
cerrados los panteones. No habrá flores, música ni lágrimas para las jefas que
ya se fueron.
Abiertas las florerías con la condición de guardar “sana distancia”, pero ¿a
quién le van a vender?. Una alternativa es festejar en su casa a las madres que
aún viven.
Para el domingo 10, la autoridad amenaza clausurar también pastelerías y
restaurantes que no tomen las medidas precautorias pertinentes.
Va para largo.
Según el decreto del Presidente López Obrador publicado el 23 de abril, las
oficinas de gobierno permanecerán fuera de servicio hasta el uno de agosto. La
mitad de ellas totalmente cerradas y la otra parte con el personal indispensable
para operar lo elemental.
Por incidencia del virus, Tamaulipas avanza más o menos a la mitad de las
32 entidades federativas. Ni muy muy ni tan tan, como dice la voz popular.
Desafortunadamente hay personas que todavía no creen que existe, que
asfixia. Dicen que mata más el hambre todos los días que el mal que nos
heredaron nos chinos. Falta labor de difusión con hechos palpables. Los
niveles de gobierno no se han puesto en manos de profesionales de la
comunicación y propaganda.
Hace falta un programa agresivo que detenga a la gente que sigue en las
calles y recorre negocios de alimentos y bebidas. Falta ligar (ya lo hacen en la
Cdmx) algo más rotundo como la muerte. Nos burlamos de ella pero le
tememos.
A la hora de elaborar estos comentarios (cinco de la tarde del martes 5 de
mayo), la entidad registraba 635 positivos y espera un incremento sustancial en
las siguientes dos semanas, digamos la “cresta” de incidencia para luego
“aplanarse” y comenzar el descenso.
Yo no se por qué hombres y mujeres fueron capaces de paralizar a medio
México el último nueve de marzo para demostrar que las mujeres “las pueden”,
y esta vez que se necesita nadie ha incitado por redes a mantener las calles
desiertas.
Con uno o dos días que no haya contagios podría romperse la cadena
ascendente que, en los siguientes, podría generar el casos por falta de camas
equipadas con respiradores
En visita que este lunes hizo a El Mante, la secretaria de Salud, Gloria
Molina Gamboa, dijo que nuestra infraestructura hospitalaria dispone de 560
camas para recibir a pacientes con el virus (con ventiladores), entre ellos los
ocho provisionales con capacidad de 40 camas cada uno. Cuatro están ya
listos para entrar en servicio.
Si no hay una efectiva campaña de difusión a través de los medios formales
(prensa escrita, radio y televisión) y no de redes (que ya demostraron que no
son efectivas), pronto la capacidad hospitalaria se verá rebasada. Los médicos
tendrán que decidir quien vive y quien muere.
Por ahora, según la funcionaria, están ocupadas el 6.78 por ciento de esas
camas. Está muy lejos la saturación pero no hay que confiarse. Había (hay) 38
pacientes en estado grave.
Insistimos, a la gente no le ha “entrado” (hay que hacerle “entrar” por la vía
de persuasión) que para superar la pandemia con la menor pérdida de vidas
humanas, el 75 por ciento de la voluntad la tiene que aportar cada quien en lo
individual, con el mínimo esfuerzo de no salir de casa.
El Gobierno del Estado decretó la emergencia a partir del martes 17 de
marzo, en que las escuelas suspendieron clases y los empleados mayores de
60 años y embarazadas fueron enviados a sus casas. Ya van 50 días de
“cuarentena”.
Mientras avanzan los días se relajan cada vez las medidas precautorias. La
gente empieza a regresar a sus rutinas antes que llegue lo más fuerte de la
tormenta. Es riesgoso.
Habrá que decirle a los callejeros que pueden disponer de sus vidas pero
no contagiar libremente a sus paisanos.
Para Tamaulipas las próximas dos semanas serán cruciales. Pegará de
lleno y puede generar el caos por falta de capacidad del sector salud.
Matamoros y Victoria se disputan el deshonroso primer lugar en incidencia.
Parece una tendencia que marcará hasta el final.
Este martes el Supremo Tribunal de Justicia publicó el acuerdo de
“reanudación parcial de labores” en juzgados y dependencias, mas no en forma
abierta. Privilegiarán herramientas de tecnología de videos.
Vemos lejos el final del túnel.