CRÓNICA SEMANAL UN MINUTO DE SILENCIO… POR ANGEL VIRGEN ALVARADO

Al sumar más de 50 mil personas muertas a causa del COVID-19 (hasta el sábado por la noche había ya casi 53 mil decesos) el Presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR pidió “un minuto de silencio por las víctimas” y “un minuto de aplausos para el personal sanitario”. Naturalmente que desconozco la reacción que ante esas palabras, tuvieron aquellos que perdieron a su padre, su madre, hijos, hermanos o amigos por esta pandemia pero… me imagino. Respeto, porque así debe ser, la opinión de quienes apoyan la actitud de AMLO y, por eso mismo, espero respeto hacia nuestros puntos de vista. Reprochamos que ANDRÉS MANUEL no use cubrebocas porque consideramos es mal ejemplo en la lucha contra el coronavirus. Pero no insultamos a nadie. Si alguien no está de acuerdo con los razonamientos que exponemos… no les mentamos la madre, como ellos hacen con los críticos de AMLO. También podemos, sonoramente, mentarles la madre, pero, como dice su querido Tlatoani: “No vamos a caer en provocaciones”. A menos de 5 meses, por el COVID-19, México ya rebasó la cifra de muertos de aquellos países donde aparecieron los primeros contagios. Pero AMLO dice que el pueblo de México no ha sido “muy golpeado” por el virus. ¡Qué bárbaro! Si en 144 días van más de 50 mil muertos ¿Qué tal si la pandemia nos golpea con más fuerza? Y el rechazó a usar cubrebocas. “A mi mis médicos me dijeron que no está científicamente comprobado que el cubrebocas sirva para evitar el contagio”- dice AMLO. En aquellos países donde el uso del cubrebocas es obligatorio, los decesos a causa del virus son muchísimo menos que en nuestro país. El virus no se frena. Ante los evidentes resultados mortales y catastróficos de la pandemia, los seguidores de AMLO nada más mueven la cabeza de un lado a otro. El llanto y la impotencia son las reacciones de quienes han perdido algún familiar por el COVID-19. Sin poderse despedir de ellos… sin darles una cristiana sepultura… sin poderlos tocar. En lo local, la semana que concluyó la Secretaría de Salud en Tamaulipas informó que a la fecha el coronavirus ha enfermado a 19 mil personas. 13 mil 161 se han recuperado y, desafortunadamente han fallecido mil 232. El gobierno estatal, en coordinación con los gobiernos municipales, aplican medidas extremas para tratar de reducir el número de contagios. Pero la gente…no entiende. Los súper mercados deben de cerrar a las cinco de la tarde para evitar que haya mayor movilidad. Igual las tiendas de convivencia. Se redujo el tiempo de operación del transporte urbano. El “doble no circula” se aplica de lunes a viernes pero… ¡Nadie lo respeta! Los agentes de tránsito en lugar de infraccionar a quienes violen esta disposición… los sobornan. En Tamaulipas ya es “cosa común y corriente” ver muchos vehículos sin placas. Los dueños de estas unidades así eluden el “doble no circula”. Y es que el mal ejemplo de la autoridad también se contagia: “Si las patrullas de Tránsito y las de la Policía Estatal no traen placas… ¡Porque vamos a traer nosotros!”- dice la gente… “común y corriente”. En fin… La lucha o “medio-lucha” contra el COVID-10, sigue. Están contagiándose aquellos que no respetan la sana distancia, no se lavan las manos y no usan cubrebocas. “Aquel que les platiqué” no se enferma porque él tiene “fuerza moral no de contagio” dijo el lambiscón lame-botas de LÓPEZ-GATELL.

FUENTEOVEJUNA Fuenteovejuna es un municipio de la provincia de Córdova, España. Según se sabe, allí, el 22 de abril de 1476, sus pobladores se convirtieron en una pandilla justiciera que acabó con el yugo impuesto por el Comendador, FERNAN GÓMEZ DE GUZMÁN. Cuando el Rey de España, FERNANDO V ordenó una investigación para dar con los responsables del hecho, en las audiencias de la autoridad preguntaban: ¿Quién mató al Comendador? -“¡Fuenteovejuna, señor!”- contestaban los interrogados. El pueblo se había cansado de tanto abuso por eso había reaccionado de manera brutal. Y así reacciona el pueblo cuando se cansa de ser atracado, violentado, abusado. Ciertamente que nadie debe hacerse justicia por su propia mano. Para eso está la autoridad.

Pero ¿Qué pasa cuando la justicia, que tiene los ojos tapados, no actúa? ¿Cómo se siente el pueblo cuando aquellos que los roban, más tardan en ser detenidos que en ser liberados? Por eso se presentan los casos de linchamiento. La gente se cansa de tanto abuso. Tanto esfuerzo por trabajar para juntar algún dinero y que lleguen, armados con pistolas o con cuchillos, uno, dos o más barbajanes a quitárselos. Se hizo viral el video del linchamiento que hacen los pasajeros de una combi con un ladrón. Al tiempo que lo golpeaban le decían: “¡Para que sientas lo que nosotros sentimos, cabrón!” El pillo no soportó los golpes. Murió horas después. Pero a eso se ha llegado en México. A las mujeres las despojan de sus vehículos con una impunidad y un descaro que ofende. Por eso también los bandidos han sido arrollados en más de una ocasión