El maestro rural debe involucrarse con la gente de los ejidos

Debe tener sabiduría para enseñar a niños, jóvenes y adultos


Por René Gutiérrez G.


Lo más grande y hermoso de mi vida fue haber sido profesor rural, pues en el campo encontré de todo, educación y enseñanza de otras materias en los ejidos, mostrando a los campesinos una educación casi rutinaria, pero dejando entre ellos, trabajos, para ganarse la vida de forma distinta, claro está, después de la agricultura.

Estas fueron palabras del profesor jubilado en el medio rural, Cleofás Arzola García, quien desde el año de 1968 inició como maestro en el ejido Lázaro Cárdenas del municipio de Río Bravo, Tamaulipas, donde duró dos años, posteriormente fue postulado al Poblado Anáhuac, Tamaulipas, donde estuvo como maestro rural desde 1969 hasta 1984.

Después, siguiendo con su vocación de servicio en el agro, fue nombrado maestro de una secundaria rural en el ejido Alfredo V. Bonfil de esta ciudad de Reynosa, donde estuvo desde 1984 hasta 2005, ahí, fue ascendiendo a subdirector y tiempo después las autoridades de la Secretaría de Educación Pública, lo nombró director, donde al cumplir los términos legales, se jubiló con ese cargo de director rural, ahora goza de intensa salud a sus 68 años de edad, pero no se olvida de la gente que educó en los ejidos.

Así las cosas, el profesor Cleofás Arzola, manifestó, que la vocación de ser maestro rural, le vino, cuando de pequeño y adolescente, acompañaba a uno de sus familiares que también fue maestro rural y éste, les enseñaba de todo y ayudaba en todo ahí en el campo, además, de ser un guía familiar, como deben de ser todos estos maestros, también organizaba deportes, fiestas y actos luctuosos.
A este pensamiento del profesor Cleofás Arzola, mencionó, que un profesor rural, no sólo debe de ser maestro en las aulas, sino, debe impartir más conocimientos a la gente del campo, si sabe mecánica, debe enseñar a los jóvenes ese oficio, si sabe carpintería, de igual forma, así también, debe meterse a la labor a sembrar, a regar, y cuando alguna persona sufre alguna enfermedad, debe cooperar con la familia, debe organizar fiestas, deportes y toda clase de actividades cívicas y de todo tipo, en fin, debe ser un maestro en toda la extensión de la palabra.

El profesor jubilado Cleofás Arzola García, dejó su vida en las aulas rurales, pero además, afirma, que un maestro, debe serlo en toda la extensión de la palabra, pues no sólo en las aulas está la enseñanza, sino en todo el ejido.