La Comuna

La eterna campaña de los makyiavélicos

José Ángel Solorio Martínez

El alcalde de Reynosa, Tamaulipas, Makyito Peña Ortiz, dio su primer Informe de Gobierno. No anunció la hechura de obras espectaculares para la ciudad; sí, dio a conocer, a fuerza de auto-lanzarse confeti, notables avances urbanísticos en el pueblo que sólo existen en su imaginación y en la de su madre que lo asesora y lo tripula. A decir, verdad el mega municipio que gobierna está en una situación muy cercana al estado de emergencia: redes de drenaje y agua potable, colapsadas; alumbrado público exclusivo para los fraccionamientos de las élites y unos cuerpos de seguridad pública, como instrumentos de recaudación –se entiende: se expolia a los más desprotegidos que no tienen amigos para salvarse de los atracos de los agentes viales que son unos tigres para cazar presuntos infractores de la ley–. ¿Dónde quedó tanta lana que maneja el Ayuntamiento? Una porción de ese presupuesto –presuntamente desviado o desaparecido–, fue para apuntalar los proyectos sin fruto de la autora de los días de Makyito. La mayor parte de esos primeros doce meses de gobierno del makyiavélico retoño, se insertaron en los anhelos de la doctora de ser gobernadora. Primero, le metió dólares a la precampaña interna de MORENA para ser candidata a la gubernatura. No es ocioso decir, que quien maneja los fondos públicos de los reynosenses – Esmeralda Chimal– sigue con las chequeras de la presidencia; como tampoco sobra, decir que esta dama -que tienen varias averiguaciones penales en curso, por manejo impropio del erario- fue dejada ahí, justo para el trasvase de billetes para hacer realidad los sueños políticos de la primera mamá de Reynosa. De esa bolsa, salieron para el pago de convenios de prensa y para encauzar campañas negras contra sus adversarios al interior de la competencia morenista. ¿Y la ciudad? En espera de la llegada de la IV T, que anunciaron Makyito y su madre con tanta vehemencia. La justa morenista, no sólo consumió dinero; también, ocupó recursos humanos: trabajadores del Ayuntamiento, fueron utilizados para las estrategias proselitistas de la precandidata que juraba ser lopezobradorista de puro corazón. ¿Cuántas horas-hombre consumió el plan de Maky? Sólo la señora Chimal, tiene claro ese balance. Otro ingrediente sociopolítico-policiaco, que frenó el desempeño del gobierno municipal, fue la persecución judicial contra el alcalde por la inexplicada acción de una millonaria compra con recursos bajo sospecha. Ante el obsequio de una orden de aprehensión de un juez, Makyito huyó del país abandonando su deber constitucional de atender las obligaciones que los reynosenses le confirieron. Se marchó a Mission, Texas, –en donde vive– y desde ese lugar intentó gobernar. Lo hizo a medias. En tanto, sus colaboradores, hicieron de las suyas: metieron sus manitas a la caja de las galletas y sus íntimos –la mayoría jóvenes- se dedicaron a la vida loca– en tanto, la Tesorera –Chimal– únicamente atendía las órdenes de su jefa. Reynosa, sufrió un abandono doble: Maky andaba alucinada por todo el estado, vendiendo promesas; mientras su vástago, estaba en USA, rodeado de sus fraternos amigos paladeando obligadas vacaciones. Grande la tragedia reynosense. La familia makyiavélica, ya empieza a ser un fardo para la cuarta transformación. Muy poco aporta, a la filosofía del lopezobradorismo de no mentir, no robar y no traicionar. Dios guarde la hora, que el próximo año a Maky se le ocurra ir por la senaduría. Es de suponerse: Chimal, ya prepara el cochinito; evidentemente: de la Tesorería municipal. Pobre Reynosa: tan cerca de los makyiavélicos y tan lejos de la IV T.