En esa escuela también estudiaron el tuxpeño Jesús Reyes Heroles y Emilio Martínez Manautou.
El hisoriador Enrique Krauze refiere que de niño Echeverría llegaba a un club deportivo victorense con garrafas a vender fresca agua de limón.
Con toda la buena relación que siempre llevaron Don Enrique y Echeverría se afianzó por 1967, por un accidente ocurrido en la carretera a San Fernando en que resultó victima una hermana del entonces secretario de Gobernación (LEA). “Personalmente, Cárdenas González se hizo cargo de la situación”, escribió Miguel López Azuara en la revista Proceso (18 enero 1978), hace justamente 44 años en que don Enrique era Gobernador.
Relata Proceso que “como radiodifusor Cárdenas trató a Echeverría, que era funcionario de Gobernación. A menudo llegaba a casa de don Luis con quesos y machaca de venado, que refrescaban los sabores de la cocina de la infancia de Echeverría en Victoria. Los niños Echeverría llamaban tío al bullicioso norteño”.
Me contó Carlos Adrián Avilés: “Fuimos al DF a visitar a Echeverría a Gobernación, viajaba yo con don Enrique, y cargaba yo una caja con quesos para Echeverría. Ya casi frente a Echeverría me dice don Enrique: “Pásame la caja”. Le respondí: “Ni maíz, yo la cargué, yo se la entregó”.
Echeverría y Don Enrique tuvieron de siempre una cordial relación. A fines de los ochentas, en que en que en accidente falleció una hija y un nieto de don Enrique, Luis Echeverría llegó al funeral en Victoria. De hecho, bien informado como estaba, el ex presidente fue el que localizó por teléfono a don Enrique para sugerirle “se fuera a Victoria, allá te necesitan”, me confió el maestro Blas Uvalle, entonces director estatal de Educación Luis Echeverría. En paz descanse. (NOS VEMOS) .