De que regresan, regresan Por: Oscar Díaz Salazar

 

El grupo de aspirantes que han tramitado su inscripción en el proceso interno del PAN para elegir los candidatos a los diversos cargos de elección popular que se disputarán el próximo mes de junio, nos dan una señal muy fuerte del fracaso de Francisco García Cabeza de Vaca como líder político. Varias son las interpretaciones que se le pueden dar a esta tendencia del gobernador a convocar a personajes externos al que suponemos aún es su partido, el PAN, para ofrecer las candidaturas a cargos de elección popular y para ingresar al gobierno. El gobernador no es revolucionario, no pretende ni pretendía cambiar las (malas) prácticas de la política y el gobierno que los priistas fueron perfeccionando en más de ocho décadas. Cabeza de Vaca solo quería ocupar el cargo principal en esa red de complicidades, negocios y contubernios construida por el PRI. Hoy sabemos, con el llamado a decenas de priistas para ofrecerles las mejores candidaturas, que ni siquiera buscaba una renovación de las élites bajo el mismo «sistema». Cabeza de Vaca es como un gran árbol de follaje muy tupido, a cuya sombra no puede crecer nada. No tuvo opciones competitivas, entre sus seguidores, para abanderar a su partido en la próxima contienda electoral. No formó cuadros competitivos y por eso tiene que recurrir a los que ofreció desplazar con esa consigna hueca, -como todo su discurso-, que decía: «de que se van, se van». El gobernador Cabeza de Vaca pretende seguir reinando en el PAN de Tamaulipas, y por eso es que prefiere encumbrar a militantes de otro partido, particularmente del PRI, antes que ofrecer el trato justo que merecen los panistas que contribuyeron a su triunfo, en la misma (gran) proporción que aportaron a los éxitos del PAN en sus regiones y municipios, y los casos más emblemáticos son los de Lety Salazar en Matamoros, Carlos Cantú Rosas en Laredo, Lydia Madero en Victoria y muchos otros. El gobernador tamaulipeco no se siente cómodo con las relaciones horizontales que son propias de las democracias. No quiere tratar con políticos que le hablen de tu y que lo miren en un plano de igualdad. Por eso prefiere contratar externos que le deban la chamba y que le den un trato de jefe, que se dirijan a él y que acepten una relación de patrón y subordinado. Estas y muchas otras interpretaciones le podemos dar a la decisión de Cabeza de Vaca de postular a Yalheel Abdala para la presidencia de Nuevo Laredo, Oscar Almaraz para la diputación federal de Victoria, Miguel Ángel Almaraz para la alcaldía de Río Bravo, Mónica González para la diputación federal de Matamoros, Jaime Turrubiates para la presidencia de Madero, Daniel Sampayo para la diputación local de Matamoros, Alberto Lara para la reelección en distrito local de Reynosa, Elizabeth Humphrey para diputación en zona conurbada…. Más los que se acumulen esta semana. Mientras los políticos priistas de siempre retoman el mando y aprovechan las oportunidades que les ofrece el gatopardismo vacuno, los militantes y simpatizantes panistas agachan la cabeza con resignación, pensando en la validez de la expresión de su fundador Manuel Gómez Morin cuando advertía que su lucha sería una «brega de eternidad»… Aunque más bien parece una «friega de eternidad».