El Chuma: con permiso para reunirse hasta con el Diablo Por Oscar Díaz Salazar

El calendario nos dice que se aproxima la cita de los tamaulipecos con las urnas electorales para renovar, -o ratificar, ahora que se permite la reelección-, a quienes desempeñan cargos de elección popular.
Para los políticos se llega el tiempo, -para unos muy molesto-, de convencer a los electores, de mostrar su mejor cara, de ser simpáticos, de buscar la empatía con los ciudadanos, de hacer promesas, de establecer compromisos, de parecer amables, alegres, siempre dispuestos, generosos, inteligentes, interesados en los demás y preocupados por los que menos tienen.
Para los retadores, los que no están en el gobierno, los que no tienen responsabilidades en la administración pública, es relativamente sencillo asumir el papel de candidatos, hacer promesas y establecer compromisos a futuro. El presente y el pasado de los «outsiders», los que no han tenido cargo público, no contamina las promesas, ni afecta la credibilidad de quién aún no ha defraudado a los votantes.
Difícil la tienen los que ya ejercen un cargo administrativo o de elección popular, los que ya hicieron promesas, establecieron compromisos, empeñaron la palabra y no han cumplido, no han honrado la palabra, se desentendieron de quienes les ayudaron a llegar al cargo, se olvidaron de sus electores, se enfermaron de amnesia e incluso cambiaron de amistades y aliados, para no ver ni escuchar a quienes, con su sola presencia, les recuerdan que no han cumplido, que son ingratos, que no tienen palabra.
En esa situación se encuentran varios políticos panistas que aspiran a los cargos de elección popular, que estarán en disputa a mediados del 2021. Les menciono un ejemplo: el gerente de la Comisión Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Reynosa, Jesús Ma. Moreno, apodado El Chuma, quien se ha reunido en los últimos meses hasta con el Diablo, con todo aquel que le sirva para ser candidato, primero, y luego ser presidente municipal de Reynosa.
Claro está que los «chalanes» de Cabeza de Vaca tienen permiso de reunirse con todos, hasta con los enemigos declarados de la Vaca Salvatrucha, con tal de que aporten a la permanencia del PAN en el gobierno.
Esta tolerancia para que los discípulos del gobernador pretendan los favores de quienes no congenian con el líder de la clicka albiazul, es una estrategia momentánea, que viene incluida en el inexistente manual de política. Ese «jugar con el librito» tiene una lógica muy sencilla, que tal vez no requiera explicación, más de cualquier manera se las comparto: lo que está con ellos, los panistas, los vaquistas, los que están en nómina, los proveedores, los amigos y familiares, ya están en el morral y los alinea el propio Cabeza de Vaca; los aspirantes deben convencer a lo que anda suelto, a los que se sienten agraviados, a los que abandonaron en el camino.
Esta estrategia puesta en marcha desde hace varias semanas es la que explica por qué Chuma Moreno se ha echado en brazos de la presidenta municipal de Reynosa, Maki Ortiz, a pesar de sus muy sabidas malquerencias entre la alcaldesa y el gobernador y jefe político del gerente de COMAPA.
Ese es el objetivo que se busca al recoger a los que abandonaron en el camino, y es lo que explica el ingreso a la nómina de la COMAPA de varios panistas que por diversas razones, o por diversas variantes de una misma razón: los chismes, habían sido excluidos del acceso al servicio público, a pesar de sus comprobadas aportaciones a los triunfos panistas y aún a los éxitos del mismo gobernador.
Esa intención de sumar para ganar, pero solo para ganar, es la que explica las reuniones que ha sostenido el Chuma Moreno con diversos grupos de empresarios y políticos plenamente identificados con el PRI. El Chuma, con el permiso de Cabeza de Vaca, se reúne con grupos (los priistas) que en las anteriores campañas eran el blanco de sus críticas, eran la personificación del mal, la materialización de lo peor, la corrupción andando.
Los panistas, como Chuma Moreno, están haciendo lo necesario para mantenerse en el poder. La tarea no es sencilla, porque ya no cuenta con el bono de credibilidad que se otorga a los opositores, y que muy pocos políticos conservan, pues la mayoría lo pierde a medida que falta a la palabra empeñada, como es el caso de Cabeza de Vaca y su pandilla.
Pronto veremos si los priistas, los empresarios, los líderes de opinión, los sin partido y los panistas relegados, vuelven a tropezar con la misma piedra, vuelven a creer en las promesas de los panistas, vuelven a financiar, recibir, creer y dar su voto a esos que de momento tienen permiso de ir a verlos y escucharlos, pero solo de momento, hasta que pase la elección.