Los reos a “la sierra de Jaumave”
Cd. Victoria, Tamaulipas.- El panteón fue ampliado, se construyeron
“bardas gruesas”, dieron la instrucción de sepultar los muertos en tumbas de
cuatro metros de profundidad y no hacer exhumaciones ni de cuerpos ni
huesos en los siguientes cien años.
Los muertos se daban por centenas.
No se permitían velorios. Inmediatamente después del fallecimiento, los
restos eran llevados al Cero Morelos donde se mantenían “cuadrillas de
sepultureros” para hacer los entierros cuanto antes.
En la casa donde las víctimas pasaron sus últimas horas o días, las
habitaciones eran desinfectadas para no dar lugar a la propagación de lo que, a
finales de 1898, se conoció como epidemia de “fiebre amarilla” que dejó
lágrimas y sufrimiento a los residentes de Ciudad Victoria.
Con el título de “El flagelo de las epidemias en la Villa de Aguayo, desde
1752 a 2012”, la página “Crónicas de Victoria” da cuenta de cómo los
gobiernos, entonces con menos recursos técnicos, enfrentaron epidemias
parecidas al coronavirus que hoy se presenta en Tamaulipas.
El 10 de septiembre de ese 1898 –dice el documento-, el Gobernador
Guadalupe Mainero Juárez, de común acuerdo con el Consejo de Salud,
decretó medidas urgentes que tienen parecido a las que hoy se toman, sin
olvidar las deficiencias.
Los reos del penal estatal (se hallada en 8 y Matamoros) fueron trasladados
todos “a la sierra de Jaumave” (al campamento La Reforma, hoy ejido del
mismo nombre), en tanto que el reclusorio era desinfectado.
Hay una razón de por qué ahí: Mainero construía la carretera (terracería)
Victoria-Tula utilizando la fuerza de reos. Llevar al resto era solo un paso más.
Para realizar la obra los carceleros seleccionaban a los condenados “mas
fuertes” (algunos detenidos en redadas en plazas públicas), y les ofrecían una
especie de “beca” que el gobierno les “guardaba” (para que no lo fueran a
gastar), con la promesa de entregárselos cuando terminaran sus condenas.
Las “medidas higiénicas” eran las siguientes: Eliminar los “pozos” y baches
de las calles de la ciudad, prohibido lavar ropa en las acequias y preferir
hacerlo en el río (San Marcos), no operar norias sin brocal.
Entre las obligaciones: Vacunar a todos los niños y “no aceptarlos sin esa
protección” en las escuelas, mantener condiciones de higiene en escuelas,
cuarteles, cárceles y lugares de concentración.
Igual, los cronistas de la capital hablan de la “Gripe Española” que comenzó
en 1918, la pandemia más mortífera de la historia que dejó entre 40 y 50

millones de muertos en el mundo (cien millones dice el historiador Octavio
Herrera Pérez).
A Tamaulipas llegó por Tampico. En la capital los enfermos eran confinados
en el Hospital Civil, Asilo Vicentino (22 Allende) y Campamento la Libertad.
Este “campamento” era uno más en que, por las noches, daban resguardo
a los reos que trabajaban de día con pico y pala en la carretera a Tula.
Interesante el trabajo de los cronistas. No hay nombre de autor, pero debe
ser del adjunto Juan Antonio Lugo Mancilla o bien seguimiento de los trabajos
de investigación realizados por el profesor Antonio Maldonado Guzmán, ya
fallecido.
Aunque vivimos con tecnologías muy diferentes a hace 102 años, el Covid-
19 podría darnos un susto a los tamaulipecos y victorenses en particular, si no
tomamos las
edidas de precaución debidas… Nosotros mismos.
Hoy, como hace una centuria, los hospitales no tienen capacidad para
recibir a los enfermos. Por eso la intención de las autoridades sanitarias que se
haga la prevención.
Si en aquella época se pidió ampliar el panteón municipal y construir
bardas, hoy no tenemos ningún espacio para sepultar y menos ampliar. No hay
panteones. El ayuntamiento no ha comprado terrenos para uno nuevo. Solo
hay algunos particulares cuyas fosas cuestan “un ojo de la cara”.
No existen hoy campamentos en la sierra para sacar a los presos de la
ciudad; las calles siguen con “pozos y baches” (acumulación de agua), pero
sobre todo con fugas de la red de tuberías.
En 1918-19 Victoria tenía 15 mil habitantes y garantizaba el servicio de
agua por norias. En 2020 la mitad de la población no tiene la suficiente, y un
cuarto de los 360 mil capitalinos no dispone ni de gota del vital líquido.
Por entonces el supremo gobierno destinó dos lugares (aparte del hospital)
para recibir a enfermos. En esta ocasión no nos han dicho si por lo menos
servirán los albergues que se instalan en los centros de convivencia en época
de fríos.
Esperamos que la realidad no nos supere, que no se den los enfermos y
muertos del siglo pasado. Por lo pronto hay que hacer caso al gobierno y no
salir de los hogares, aislarse socialmente.
Claro, hay políticos que tratan de sacar tajada como es el caso del alcalde
de Guemes, Luis Lauro Reyes, quien mandó a un grupo de enfermeras a
checar la temperatura a residentes de ejidos, en busca de síntoma del virus.
Lo único que han encontrado, nos dicen, son crudos…
Sin apartarnos del tema, el paisano Américo Villarreal Anaya debuta como
el vicecoordinador del Grupo Plural de Senadores que le darán seguimiento a
la Pandemia Covid-19. Se instalaron este mismo jueves.
También en tiempos de coronavirus, la UAT ofrece 25 bases de datos
científicas en línea para alumnos, docentes, investigadores y empleados. Son
procedentes del Consorcio Nacional de Recursos de Información Científica y

Tecnológica (Conricyt), en los cuales se podrá encontrar información desde
libros, revistas científicas, periódicos, manuscritos, dibujos y otros archivos.