TIEMPOS DE PANDEMIA POR: JOAQUIN OLEA

Éramos muchos y pario la abuela.

Estábamos en crisis y nos llegó el coronavirus.

Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México, es un hombre honesto, de buenas intenciones. Siempre ha tenido el sueño de lograr la transformación del país. De pasar a los libros de historia como el mejor presidente del México moderno. Desgraciadamente llego tarde a la cristalización de sueños. Llego justo cuando iniciaba el periodo de las pesadillas. Encontró un país saqueado, devastado, destruido, hipotecado por los que lo antecedieron en el poder. Sin margen de maniobra real confió en que su buena fe, amparada en la profunda fe del electorado mexicano con más de 30 millones de votos, su incansable lucha contra la corrupción, y la nobleza del “pueblo sabio” serían suficientes para enderezar el país.

La realidad le jugo las contras. Primero la realidad nacional. A pesar de sus inagotables esfuerzos la corrupción persiste. En las aduanas, en las dependencias de gobierno, en el otorgamiento de contratos sin licitación. Aunque es una corrupción discreta, casi invisible, alejada del cinismo que la caracterizó en los gobiernos prianistas, ahí está, como las cucarachas sobreviviendo a la hecatombe. Carcomiendo los cimientos fundacionales de la 4T. Después la realidad de la globalización.

Producto natural del viejo sistema político mexicano, profundo conocedor de la historia y la geografía nacional AMLO debe, de repente, enfrentar una realidad totalmente desconocida para El, la de un mundo que se maneja con reglas y conceptos que le son difícil de asimilar. Este complicado shock económico-político-cultural lo desbalancea, lo confunde. Intenta curar todas las enfermedades del país (económicas, políticas, sociales) con las medicinas y los tratamientos que él conoce.

Que siempre funcionaron en el pasado. Pero las enfermedades ya no son las mismas, requieren soluciones, medicamentos y tratamientos de última generación que él se niega a aplicar.

En esas estamos cuando aparece el COVID-19, un virus novedoso que ni los países del primer mundo saben cómo tratar y que nosotros, en México, solo tenemos la “fuerza moral” del señor presidente para enfrentar. La mala noticia es, de acuerdo al Doctor Hugo Lopez-Gatell, coordinador nacional contra esta epidemia, es que el COVID-19 tendrá su punto más alto a partir del 15 de abril y durara entre 12 y 20 semanas. O sea de 3 a 5 meses. La regular, según él, es que el 70 % de los mexicanos estamos en riesgo de contraer el virus aunque solo 250,000 serán propensos a desarrollarlo y solamente alrededor de 175,000 requerirán atención médica, el 80 % con tratamiento ambulatorio y solo un 20 % necesitara hospitalización. Respiremos tranquilos, el eminente doctor Lopez-Gatell proyecta solamente alrededor de 4 mil muertes por el coronavirus. Además tendremos, siempre, la fuerza moral del Señor Presidente.