VICTORIA Y ANEXAS

POR: Ambrocio López Gutiérrez

La capacidad que tenemos de poder comunicarnos con diferentes personas por medio del Internet “puede ser una poderosa fuerza para el bien”, pero también para el mal. La violencia en las redes sociodigitales se ha convertido en un fenómeno alarmante en la actualidad, manifestándose de diversas formas que van desde el ciberacoso y la desinformación hasta la incitación al odio y la violencia física. A medida que las plataformas digitales han crecido en popularidad y alcance, también lo han hecho las dinámicas tóxicas que pueden surgir en estos espacios. La facilidad con la que se puede difundir información, combinada con el anonimato que ofrecen muchas redes, ha permitido que conductas violentas se normalicen y se perpetúen sin consecuencias. Un reporte de Arantxa María Torres Muñoz profundiza en el tema. A continuación comparto una síntesis del texto elaborado por la alumna universidad Autónoma de Tamaulipas:Esta problemática no solo afecta a las víctimas individuales, sino que también tiene repercusiones más amplias en la sociedad, erosionando la confianza, polarizando comunidades y contribuyendo a un clima de miedo y hostilidad. Las redes socio digitales también facilitan la creación de cámaras de donde los usuarios se rodean de opiniones similares, reforzando creencias extremas y deshumanizando a quienes piensan de manera diferente. Esto contribuye a un ambiente hostil, donde la violencia verbal y el acoso se vuelven comunes y, a menudo, aceptados. Además, la desinformación y las fake news juegan un papel crucial en la exacerbación de la violencia. La propagación de información errónea puede inflamar tensiones sociales, provocar disturbios y desestabilizar comunidades. Durante eventos políticos o crisis sociales, la manipulación de la información en línea puede tener consecuencias devastadoras.Según datos del INEGI, los resultados de la a Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de las Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2020, en México, 75% de la población de 12 años y más utilizó Internet en cualquier dispositivo en el periodo comprendido entre julio y noviembre de 2020, Los adolescentes y jóvenes son los más expuestos: 23.3% de los hombres de 20 a 29 años y 29.2% de las mujeres de 12 a 19 años, señalaron haber vivido algún tipo de ciberacoso. Frente a este panorama, es vital que tanto las plataformas como los usuarios tomen medidas proactivas. Las empresas de redes sociales deben implementar políticas más estrictas y efectivas para abordar el acoso y la desinformación, mientras que los usuarios deben fomentar una cultura de respeto y empatía en sus interacciones. La educación digital y la alfabetización mediática son herramientas clave para empoderar a las personas.En la reciente década, las redes sociodigitales se han consolidado como una herramienta fundamental en la vida cotidiana de millones de mexicanos. Sin embargo, este entorno digital también ha dado lugar a un fenómeno preocupante: la violencia en las redes sociales. Este fenómeno se manifiesta de diversas maneras, incluyendo el ciberacoso, la difusión de discursos de odio, y la desinformación, impactando tanto a individuos como a comunidades enteras. El ciberacoso es uno de los aspectos más visibles de la violencia en las redes sociales en México. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, un porcentaje significativo de jóvenes ha experimentado alguna forma de acoso en línea. Este acoso puede ser particularmente devastador, ya que muchas veces las víctimas sienten que no tienen un refugio seguro. La estudiante universitaria advierte de los riesgos crecientes en el mundo virtual.LA NATURALEZA ANÓNIMA de las redes sociales permite a los agresores actuar sin temor a represalias, lo que agrava la situación y puede llevar a consecuencias graves, incluyendo trastornos psicológicos y, en casos extremos, el suicidio. Otro fenómeno alarmante es la proliferación del discurso de odio. México es un país profundamente dividido por cuestiones políticas, sociales y culturales, y las redes sociales han amplificado estas divisiones. Durante períodos electorales, se observa un aumento en la propaganda extremista y la incitación al odio, lo que puede resultar en violencia física en el mundo real. Los ataques a grupos vulnerables, como la comunidad LGBTQ+ y las mujeres, son comunes y reflejan una intolerancia que se manifiesta en línea.La desinformación es otro de los problemas que contribuyen a la violencia en las redes sociales. Cuando la confianza en las instituciones es baja, la difusión de noticias falsas puede provocar pánicos colectivos y alimentar la desconfianza entre comunidades. Durante la pandemia de COVID-19, la desinformación sobre el virus y las vacunas se propagó rápidamente, generando miedo y confusión que alimentaron tensiones sociales. Esta desinformación no solo afecta la salud pública, sino que también puede conducir a conflictos y violencia. Ante este panorama, es urgente que se implementen estrategias efectivas para combatir la violencia en las redes. La educación digital es un componente clave. Iniciativas que promuevan la alfabetización mediática entre los jóvenes pueden empoderarlos para identificar y combatir el acoso y la desinformación.En la era digital, las redes sociales han transformado la forma en que nos comunicamos y compartimos información. Sin embargo, este entorno virtual también ha dado pie a fenómenos preocupantes, como la violencia en línea, que afecta especialmente a los estudiantes universitarios. Esta violencia se presenta en diversas formas, incluyendo el ciberacoso, la difusión de rumores y el discurso de odio, generando un impacto significativo en la salud mental y el bienestar de los jóvenes. Según estudios recientes, un alto porcentaje de estudiantes universitarios ha experimentado o presenciado situaciones de acoso en línea. Este tipo de violencia puede incluir amenazas, humillaciones y ataques personales, que se perpetúan a través de plataformas como Facebook, Twitter e Instagram.Arantxa María, quien estudia la licenciatura en Sociología en la FCEH, agrega: el ciberacoso no solo afecta a la persona directamente implicada, sino que también crea un ambiente de hostilidad que puede impactar a toda la comunidad estudiantil. Otro aspecto preocupante es la difusión de rumores y desinformación. En un entorno universitario donde la reputación y las relaciones interpersonales son fundamentales, los rumores pueden tener consecuencias devastadoras. Las redes sociales facilitan la rápida propagación de información errónea, lo que puede llevar a malentendidos, conflictos y, en algunos casos, bullying. Este fenómeno se ve exacerbado por la falta de verificación de hechos y la inclinación a compartir contenido sensacionalista, lo que genera un clima de desconfianza y ansiedad entre los estudiantes.El DISCURSO DE ODIO, es otra forma de violencia que ha encontrado un espacio en las redes sociales. En el contexto universitario, este fenómeno puede manifestarse en ataques hacia grupos minoritarios, ya sea por motivos de raza, género, orientación sexual o ideología política. La polarización de opiniones, exacerbada por el uso de redes sociales, puede llevar a un ambiente hostil donde la violencia verbal se normaliza. Esto no solo afecta a las víctimas directas, sino que también puede influir en el clima general de la universidad, creando divisiones y tensiones entre los estudiantes. Las repercusiones de la violencia en redes sociales son profundas, afectando la salud mental y el bienestar de los estudiantes. La exposición al ciberacoso y al discurso de odio puede generar ansiedad, depresión y, en algunos casos, pensamientos suicidas.Un estudio realizado por la Universidad Nacional Autónoma de México reveló que los estudiantes que sufren acoso en línea tienen una probabilidad significativamente mayor de reportar problemas de salud mental. Esta situación se convierte en un ciclo vicioso, donde la violencia en línea impacta negativamente el rendimiento académico y la calidad de vida de los estudiantes. Frente a este panorama, es fundamental implementar estrategias efectivas para combatir la violencia en las redes sociales. La educación digital es un componente esencial; las universidades deben ofrecer talleres y cursos sobre el uso responsable de las redes sociales, la identificación del ciberacoso y la promoción de un entorno de respeto. Además, es crucial que las instituciones desarrollen políticas claras y efectivas para abordar el acoso y la desinformación, garantizando que los estudiantes se sientan seguros y apoyados.Las plataformas de redes sociales también tienen un papel importante que desempeñar. Deben implementar políticas más estrictas sobre el acoso y la desinformación, así como proporcionar herramientas que permitan a los usuarios reportar abusos de manera efectiva. Fomentar un ambiente en línea saludable es responsabilidad de todos. Para dar un mejor ejemplo de la violencia en las redes socio digitales en estudiantes universitarios, se realizó una encuesta a alumnos de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, en la cual se encuestaron a 16 alumnos de diferentes carreras. Se encuestaron a 9 mujeres y 7 hombres de edades de 18 a 24 años, los resultados obtenidos nos arrojan que el 75% de los encuestados si sufrieron violencia en las redes sociodigitales y solo el 25% no lo sufrió.También en la encuesta se preguntó con qué frecuencia ocurría este tipo de violencia y dio como resultado que el 37.5% lo sufría “Frecuentemente”, y con un mismo porcentaje. Y, por último, en la pregunta de ¿En cuál red social ocurría?, nos dio como resultado que 37.5% pasaba en “Facebook”, el 25% en “WhatsApp” y el 18.8% en “Instagram”. La violencia en las redes sociales es un fenómeno complejo y creciente que refleja las tensiones y problemas sociales, políticos y culturales presentes en la sociedad. En países como México, donde la violencia estructural y la impunidad son factores predominantes, las plataformas digitales se han convertido en un campo fértil para la propagación de agresiones de todo tipo: acoso cibernético, violencia de género, discursos de odio y desinformación.La violencia en línea no solo afecta la integridad emocional y psicológica de las víctimas, sino que también contribuye a la polarización social, el debilitamiento de la confianza en las instituciones y la perpetuación de estereotipos y actitudes intolerantes. La magnitud de este fenómeno exige una respuesta integral que involucre a diversos actores, incluyendo las autoridades gubernamentales, las plataformas tecnológicas y la sociedad civil. Es necesario que se implementen políticas públicas más eficaces para proteger a los usuarios, garantizando un entorno digital seguro y respetuoso. Las plataformas digitales deben asumir una mayor responsabilidad, es fundamental promover y fomentar la educación digital para que los usuarios aprendan a identificar y rechazar conductas violentas, promoviendo la convivencia respetuosa y el ejercicio responsable de la libertad de expresión. Solo a través de un esfuerzo conjunto será posible transformar estos espacios virtuales en lugares de diálogo, intercambio y construcción de ciudadanía.(BIBLIOGRAFÍA: Álvarez, M. (2021). Ciberacoso en México: una revisión de la literatura. Revista Latinoamericana de Comunicación, 38(2), 87-101. González, M., Hernández, J. (2020). La violencia digital en México: Un análisis desde la perspectiva de género. Cuestiones de Género: de la teoría a la práctica, 15(1), 45-63. Díaz, R. Pérez, L. (2019). 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