En el pasado mediato, el chismorreo fue el rasero, por el que pasó la vida pública, para decidir presente y futuro.
La invasión a la vida privada de los actores públicos, se convirtió en el motivo de los operadores del poder gubernamental, que ahí consumieron su tiempo, animando bilis y carcajadas, justificando despojos y desentendiéndose de responsabilidades.
Las “orejas sembradas”, que en el origen estaban destinadas a prevenir y combatir el delito por un lado, y por el otro, a fortalecer el proyecto político y mantener la gobernabilidad, puestas al servicio del morbo y las bajas pasiones, tuvieron sus consecuencias.
La primera y más visible, acaso haya sido, en los últimos dos sexenios, la pérdida del poder para los respectivos partidos y grupos de interés, en lo que incidieron los desaseados e inoperantes gobiernos, distraídos de su función central.
La reminiscencia, servirá para decir que eso también cambió y en ello, responder a quienes propalan la idea de que, las decisiones que más han hecho ruido en la opinión pública, en el gobierno de la transformación, se han inspirado en escuchas ilegales de conversaciones privadas, íntimas, ajenas al oficio público.
No hay tal.
Si alguien pudo constatar que el voyerista mayor, surtidor de chismes e intermediario de las empresas de tecnologías perversas, así como le entregó infidencias de la contra, llevó sus intimidades al de enfrente, fue el primer círculo de quienes hoy ejercen el poder público en Tamaulipas.
Ya iniciado el nuevo ciclo público, aquel pretendió usar las malas artes del espionaje, para incrustarse en posiciones estratégicas para sus fines; lo logró en algunos pocos municipios y entes, pero en la esfera estatal topó con pared.
Ahora ronda la campaña de CLAUDIA SHEINBAUM a nivel central, en cuya visita al terruño pretendió -sin lograrlo- sabotearla, animando enconos, pero esa, es otra historia sobre la que ya habrá oportunidad para abundar.
En el aquí y ahora solo se tratará de poner los puntos sobre las íes aquellas.
Ya encarrilados en el esclarecimiento de resortes, por estos tiempos también será menester abundar sobre los motivos que moverán las definiciones de las “candidaturas oficiales”, a desgranarse a partir de esta semana y por el siguiente mes.
Botón de muestra, el desgaste de las figuras reynosenses, que en algún momento estuvieron en la ruta de la nominación al Senado, por variadas circunstancias, han llegado al Día D interno más bien como “indeseables”, motivo de su mal manejo.
A estas alturas, de la primera etapa del ciclo sexenal, resulta más que insultante, para quien ejerce el poder, el que alguien ande pretendiendo ya jugar a la sucesión estatal, desconociendo jerarquías, planes y programas en proceso de consolidación.
Desconocer la premisa universal e intemporal, de que “el poder no se comparte… se ejerce”, es la mayor muestra de las limitaciones de aquellos y la estrechez de su horizonte político.
Su último escollo pasa por la elección en ciernes, andando las postrimerías del proceso intrapartidista.
Quienes estudiaron o se metieron a la política porque no les gustaba las matemáticas en secundaria y prepa, ahora se estarán dando cuenta del grave error que cometieron.
Las ecuaciones y la numerología van intrínsecas en toda la actividad humana.
El desenlace de las candidaturas en todos los frentes de la inminente batalla electoral, llevan tal correlación, que no han sido pocas ni sencillas las jornadas vividas para encontrar los mejores escenarios.
En el caso del partido en el Poder, por obra y gracia de quienes desgastaron las simpatías populares con creces, pretendiendo seguir ejerciendo el poder sin gozar del voto ciudadano, ahora tienen que ingeniárselas para poder soportar y dar vida a sus políticas públicas.
Por sí solo, ningún partido puede tener la mayoría absoluta en las cámaras, de acuerdo a las leyes prianistas “de salida”, que en su tiempo convirtieron a los otros poderes y entes autónomos en dependencias y comparsas justificantes de sus excesos.
Por eso las coaliciones, candidaturas comunes y participaciones individuales, hablando de partidos, deben regirse por la lógica matemática, que eventualmente garantice los consensos necesarios para hacer las reformas planteadas por MORENA.
Porque el poder judicial ya no solo está al servicio de los poderosos del pasado que incrustaron a sus operadores en el andamiaje jurisdiccional, sino del mejor postor y en ello va la vida, el derecho y el patrimonio de los mexicanos todos.
Las propuestas que tanto critican la derecha, los detentadores del gran capital y sus lacayos, para sacudir y limpiar las estructuras históricamente corruptas, marcan un cambio que no es de nombre, a los privilegiados, sino abre esperanzas para todos.
Por eso ahora se necesita el acompañamiento de cámaras ampliamente comprometidas con los intereses de la colectividad y el país mismo.
Ya con estructuras sanas, en el futuro mediato la pluralidad, los equilibrios entre poderes, las equidades y paridades, andarán solas, de manera natural, enriqueciendo la vida colectiva y en las individualidades.
Las razones del pasado y las de ahora, son evidentemente distintas; el objetivo cantado es el mismo; la congruencia es la que marca diferencia.
Feliz año.