–El mensaje que dan es que no la ven ganadora
— Juárez, enamorado del poder
Los aspirantes a la candidatura presidencial del bloque opositor batearon la propuesta de Germán Martínez de que declinen a favor de Xóchitl Gálvez, lo que bien puede interpretarse de que no la ven nada fuerte y que los medios de comunicación afines la están inflando.
Ni el perdedor de Santiago Creel, ni los priistas Enrique de la Madrid y Beatriz Paredes, así como el perredista Silvano Aureoles, están dispuestos a bajarse de la contienda, de la que dicen que apenas empieza.
La exhibida que le dio el Presidente a Xóchitl con el asunto de los
1 400 millones de pesos que ha facturado en los últimos años suena a un golpe brutal y definitivo. Doña Xóchitl ha sido beneficiaria del sistema político mexicano.
Con ella se cumple la máxima de que la política es la generadora de nuevos multimillonarios. Xóchitl uso la política para enriquecerse. Es igual a todos.
En otro tema, este fin de semana estarán en Nuevo Laredo, los directivos del grupo Avanzada Tamaulipeca que dirige Américo Villarreal Santiago y que apoya las aspiraciones presidenciales de Claudia Sheinbaum Pardo.
En esta visita se afinarán los detalles para una próxima visita de Sheinbaum y del propio Américo Jr., que está en la búsqueda de personajes que simpaticen con la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México.
En otro tema, Benito Juárez fue un enamorado del poder. Junto con Porfirio Díaz, tienen el dudoso honor de ser los Presidentes que más tiempo han durado al frente del gobierno de México. Don Porfirio estuvo de 1876 a 1880 y después de 1884 a 1911, treinta años, en tanto que don Benito estuvo de 1858 a 1972, catorce años. No duró más tiempo, porque murió. En comparación, Antonio López de Santa Anna, en las 11 veces que fue Presidente, sumó cinco años y seis meses.
Para su último período presidencial, Juárez fue electo por cuatro años y tomó posesión el 1 de diciembre de 1871 y debía dejar el cargo el 30 de noviembre de 1875, es decir, cuando murió le quedaban tres años y cuatro meses. De no haber muerto habría completado 18 años y seguramente habría buscado una nueva reelección. Por su parte, Porfirio Díaz dejó el poder el 25 de mayo de 1911, cuando le faltaban cinco años y seis meses para completar el sexenio para el que fue electo. De no haber renunciado, y de no haber estallado la revolución, la muerte lo habría alcanzado en la presidencia, pues murió el 2 de junio de 1915 y su período terminaba en noviembre de 1916.
“Juárez sólo dejó la presidencia porque se murió de un ataque cardíaco en Palacio Nacional. De haber vivido más, seguramente se queda más tiempo. Se le ha criticado su excesivo amor a la silla presidencial. Ciertamente fue ese su rasgo distintivo, del que lo acusaban con razón sus detractores; sin embargo, también fue ese el factor que mantuvo independiente, libre y soberana a la patria, a la patria de Juárez, como se le conoce en el mundo”, escribió el historiador Manuel Villalpando.
Huérfano de padre y madre a los tres años, de origen zapoteco, Juárez se gradúo de abogado a los 28 años, fue regidor, diputado y gobernador de Oaxaca. Medía apenas 1.37 metros y por su origen indígena, y ser feo, pasaba desapercibido. Sin embargo, su terquedad le permitió salvar la patria primero en la guerra civil de tres años, luego durante la intervención francesa y el imperio de Maximiliano y finalmente durante la restauración de la república.
Por cierto, ¿sabe qué tienen en común Hidalgo, Juárez, Madero y López Obrador? Que en su momento la prensa los hizo pedazos. En el caso del primero los ataques provenían de los obispos y curas, lo ex comulgaron y le desearon el infierno. En el caso de los otros tres, en su momento el gobierno canceló las subvenciones a la prensa y en respuesta los medios lanzaron campañas de lodo. A Benito Juárez le desearon la muerte y cuando Madero murió, un periódico lo festejó. En el caso de AMLO, la prensa no se atreve a desearle la muerte, pero sí lo hizo el cantante Francisco Céspedes.