EL ESPINOSO ESPINO
En su último oficio, pretendiendo evadir sus responsabilidades legales y hacer
cumplir el mandato de quien sigue viendo como su patrón, el Auditor Superior del
Estado transcribió el párrafo tercero de la Ley de Fiscalización del Estado.
“El Congreso deberá concluir la revisión de las Cuentas Públicas a más tardar el 15
de diciembre del año siguiente al de su presentación, con base en el análisis de su
contenido y en las conclusiones técnicas del Informe General y los individuales que
emita la Auditoría, sin demérito de que el trámite de observaciones,
recomendaciones o acciones promovidas por la propia Auditoría, seguirá su curso en
términos de lo dispuesto por la Constución y esta ley”.
Según JORGE ESPINO ASCANIO, esa era la movación por la que no podría
entregarle a los diputados, las úlmas cuentas públicas que mandó aprobarle al
exgobernador y sus compinches, habída cuenta que “hay procedimientos
sancionatorios en curso que imperan secrecía”.
Por supuesto que no hay irregularidades o sanciones que se hayan fincado al
exgobernador, cuando que, ni cuando se las aprobaron, ni en los informes
posteriores, el Auditor dio cuenta de ellos, a la Comisión legislava de Vigilancia.
Independientemente de eso, el mismo articulo pone a cada cual en su lugar.
Si el Congreso tiene hasta el 15 de diciembre de este año, para concluir la revisión
de las cuentas públicas del 2 mil 21 “con base en el análisis de su contenido”,
adicional a sus informes, que él mismo ha dicho, “es mucho”, ciertamente urge que
ya le pase los paquetes a la Comisión de Vigilancia.
El ar6culo de marras se lo ordena hacerlo y no lo exculpa de cumplir, como ha
pretendido la úlma semana.
Más aún, el primer párrafo del mismo ar6culo -si lo leyó-, abunda en respuestas
contra sus evasivas
Dice que les cuentas públicas se deben dar en forma “impresa y en un archivo
electrónico de datos que permita su uso informático y facilite su procesamiento”.
Por eso, no aplica aquello de que al funcionarios se le hace “muy pesado y
bromoso” llevar tantos papeles al Palacio Legislativo; los diputados ya se lo dijeron,
con los discos de los archivos es suficiente.
ESPINO está entrampado en sus propias marañas y ya no ene para dónde
hacerse; cada que busca una excusa, complica más a sus ascendentes fáccos.
Ya analizando la ley, puesta en su propia boca, resulta que la revisión adelantada
de la cuenta pública, sobre informes parciales, sirve para irle avanzando al trabajo,
pero no para calicarla, como lo hizo y lo aprobaron los diputados panistas en pleno.
Ello, independientemente de la irregularidad en que incurrieron, con las penas que
resulten, quiere decir que en realidad no hay nada aprobado de las cuentas 2 mil 21,
con las que pretendieron dar él albazo y todo es sujeto de revisión.
No solo el desaseado trabajo del auditor, sino el manejo mismo de los recursos
públicos durante la pasada administración panista.
Insistiré, seguimos hablando solo de la cuenta parcial del 2 mil 21, porque desde el
primer día del pasado gobierno se comeeron irregularidades y en el caso de la ASE,
no solo en el pretendido ocultamiento de esa cuenta, están sus excesos punibles.
La opacidad con que se maneja, no oculta la innidad de delitos al amparo de la
institución, solo con poner LOS HECHOS, de frente a los dichos del titular.
Cuando a la página ocial se le requiere información, manda a la Plataforma
Nacional de Transparencia, donde no hay datos concluyentes y en no pocas
ocasiones se manda a terceras instancias.
No es sencillo llegar a la página 54 del Presupuesto de Egresos del Estado,
publicado, entre otros temas, por el Periódico Ocial del Estado, donde se exhibe el
tabulador de percepciones en la ASE, que no se imprime en su página.
Ya ahí, te das cuenta que no son 220 -como declaró ESPINO-, sino 281 empleados,
y no 100, sino 106.6 millones el presupuesto que ejerce, que de al 80 por ciento
asignado a salarios, daría para pagar hasta el tope del tabulador y compensaciones.
Del Auditor no hay margen a la especulación: 137 mil 170 pesos mensuales es su
pago bruto; el notificador, al piso de la tabla, gana entre 4 mil 327 y 7 mil 812
nominalmente y no están obligados a darle compe, pero pueden dársela hasta de 12
mil pesos adicionales.
Los panistas y sus parientes, ocupan no solo la nómina pública permanente;
también los “contratos de servicios profesionales” están colmados de apellidos
“conocidos”, que unos, dicen, son “aviadurías” para pasar dineros de una bolsa a la
otra y otros, aseguran, sirvieron para cubrir servicios electorales en campaña.
El año pasado -cuando se renovó la gubernatura-, la ASE rmó 151 contratos de
prestación de servicios con presuntos profesionistas.
La presunción surge de que en los contratos, “bajados” de la plataforma nacional
de transparencia, en muchos casos está censurada la profesión y en algunos
exhibidos, resulta que “estudiaron” en la escuela plato del 6o, no cuentan con
cédula profesional y/o su “experiencia” se reduce a “servicios profesionales
independientes”.
Ahí están hasta el ex esposo de la hijastra, consanguíneos, hermanos e hijos de
exalcaldes, ex regidores, ex dirigentes, funcionarios y representantes electorales
panistas.
El “brazo derecho” de ESPINO en la ASE, es el Auditor Especial de Desempeño,
UBALDO GUZMÁN, quien regresó a Tamaulipas en el presente sexenio, luego de
andar de funcionario en ayuntamientos panistas veracruzanos.
Su padre, del mismo nombre, fue alcalde panista de El Mante, de donde salió para
ser encarcelado, porque otro Auditor le encontró irregularidades en sus cuentas
públicas, vaya paradoja.
Los resultados de Auditorías que se exhiben en la página de transparencia, son las
que se han praccado a la misma dependencia, no las que esta ha hecho y resulta
que, en ninguna, se ha encontrado irregularidad alguna, para variar.
El Auditor externo, es del Despacho AJ SANEZ & CIA, de ARTURO DE JESÚS SANEZ
GARZA, gente muy cercana a la Universidad Tecnológica de Tamaulipas del Norte y el
mismo, que estuvo en el equipo de transición del exgobernador. quien Aparece igual,
auditando al Tribunal de Justicia Administrativa, que al DIF estatal y al IPSSET, por
citar algunos ejemplos, de la forma como en el pasado sexenio, le ganó a Shakira en
eso de facturar y a ESPINO, en aquello de maquilar auditorías, para justificar el
saqueo.
La patología de la mentira, no se sabe a ciencia cierta si se la contagiaron, o con
esa identidad se encontraron, en mala hora, para iniciar la carrera delictiva en contra
de los tamaulipecos, que no acaba de determinar.
En el estrecho espacio, para tanta información, solo abundaré que la mentada
maestría -una, no cinco como dijo-, fue una que impartió la UAT, inicialmente, para
funcionarios del gobierno cabecista, en el 2 mil 17.
Se volvíó obligatoria, pero la mayoría no asistió a la mayoría de las clases
impartidas.
A ESPINO ASCANIO, y solo a él, el entonces Rector, tres años después de haber
iniciado los cursos, le dio un 6tulo de maestría, pero nunca dio muestras de haber
aprendido algo.