Por Mario Díaz
-El estiércol cabecista no logró contaminar al pleno del Tribunal Electoral
-Por unanimidad, AVA derrota a El Truko Verástegui y a Cabeza de Vaca
-Hoy finaliza el peor sexenio en la historia política de Tamaulipas
H. Matamoros, Tam.-Analizada y calificada la impugnación panista de la elección en Tamaulipas el pasado 5 de junio, es evidente que la parte inconforme utilizó una estrategia sustentada en noticias, testimonios e información de dudosa procedencia para lograr su propósito.
Desde antes de la sesión plenaria de los magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el ministro ponente JOSÉ LUIS VARGAS había advertido que no existía evidencia contundente que comprobara la participación del crimen organizado en el proceso eleccionario para la renovación de la gubernatura tamaulipeca.
Del mismo modo precisaba que, en relación al origen de los recursos erogados durante la campaña proselitista del doctor AMÉRICO VILLARREAL ANAYA habían sido validados por el Instituto Nacional Electoral y, además, que los informes de las distintas autoridades encargadas de la seguridad pública y electoral no indicaron perturbación de la paz social durante la jornada comicial.
Es por ello que, debido a su alto contenido informativo y de objetividad, al margen de que se trata de un caso juzgado, vale la pena transcribir el artículo publicado en el portal www.sinembargo.mx por VIOLETA VÁZQUEZ-ROJAS MALDONADO, Doctora en Lingüística por la Universidad de Nueva York y profesora-investigadora en el Colegio de México, relacionado con el tema Tamaulipas y la “desamarrada del toro” al gobernador (hasta hoy viernes) FRANCISCO JAVIER GARCÍA CABEZA DE VACA.
Periodismo del desprecio
Violeta Vázquez-Rojas Maldonado
26/09/2022
El 19 de septiembre, Héctor de Mauleón dio a conocer en su columna de El Universal dos cables que, según afirmó, habían sido enviados por el Embajador Ken Salazar a varias dependencias estadounidenses. En el primero, el emisario se refiere a dos elementos de la Marina, desaparecidos hace unos meses junto con el operador financiero del cartel del Noreste, Gerardo Vázquez Barrera, y advierte que habían sido comisionados por el Senador José Narro Céspedes para transferir dinero del narcotráfico, con el que se financiaría la campaña de Morena en el Estado de México en 2023. El segundo de los cables reporta el hallazgo de una cuenta multimillonaria en las Islas Vírgenes Británicas, a nombre de Vázquez Barrera. Según el documento, desde esta cuenta se habían transferido unos 7 millones de dólares a la cuenta de Humberto Villareal Santiago, hijo de Américo Villareal, Gobernador electo de Tamaulipas.
No le extrañó al periodista que los supuestos cables, que se pueden consultar al final de su columna, muestren muy claros errores de redacción, como el uso de artículos donde en inglés no suelen usarse -un error típico de hablantes de español cuando redactan en ese idioma: “the mexican authorities”, “the drug trafficking”-, el uso de un acento en lugar de un apóstrofo, también común cuando se escribe en un teclado en español, o frases mal formuladas, como cuando dice que la DEA está investigando “all those related do this strange case”, un fraseo poco esperable de alguien que pasó un examen diplomático en los Estados Unidos. No se necesita ser un experto para notar estos detalles, que no saltaron a la vista del periodista. Por el contrario, dio los cables por buenos y los hizo públicos como apoyo documental para la narración que pretende invalidar la elección a la gubernatura de Tamaulipas, bajo el alegato de que la campaña del Gobernador electo estuvo financiada por el narcotráfico.
Al día siguiente de la publicación de la columna, Ken Salazar, a pregunta expresa de algún reportero desde un evento en Oaxaca, desmintió los cables de manera tajante: “Esos cables no son de los Estados Unidos, punto”.
El 21 de septiembre, de Mauleón publicó una especie de disculpa. Primero, descarga la responsabilidad en su fuente, que le había garantizado que los cables eran auténticos. Después, acata la respuesta del embajador, no sin antes considerarla insuficiente, y enuncia una excusa descafeinada en la que baraja la posibilidad de haber sido engañado: “Frente a la postura del embajador (expresada, no a través de un documento oficial, sino de una monosilábica declaración de banqueta), no me queda sino disculparme con los lectores, y con los personajes que aparecen en los documentos que publiqué en esta columna: el senador José Narro Céspedes, y el Gobernador electo de Tamaulipas, Américo Villarreal Anaya. ¿Me equivoqué? ¿Me engañaron? Ya se verá.”
No solamente la disculpa omite la aceptación de la responsabilidad del periodista, sino que corona su deslinde insistiendo en la versión de que la campaña de Morena estuvo financiada por el narcotráfico: “Creo, sin embargo, que nada de esto retira las sospechas sobre financiamiento ilícito, ni mueve un centímetro el laberinto de contradicciones en que ambos políticos han incurrido con respecto al tema…”
Un principio bien conocido de la dinámica del discurso es que los enunciados alteran el contexto en el que aparecen, por el simple hecho de enunciarse. Una vez que algo se dice, el contexto ya no es el mismo, pues el enunciado añade un nuevo estado de información: ahora sabemos algo que antes no sabíamos. Y en este caso concreto, lo que sabemos es que de Mauleón introdujo en la conversación pública unos documentos apócrifos. Esto no se puede simplemente considerar un error para luego “retirar lo dicho” y regresar, como pretende de Mauleón, a las cosas como estaban. Ahora, a la narrativa que pretende inculpar a Américo Villareal, se debe agregar la información de que alguien (seguramente en colusión con otros más) mintió y falsificó documentos para sostener la versión incriminatoria hacia el Gobernador electo.
No es la primera vez que de Mauleón se ve obligado a disculparse por mentir. En 2017 publicó un texto titulado “Las amenazas vinieron de Morena”, donde relata las conexiones que encontró la policía cibernética de la Ciudad de México entre varias cuentas de twitter que lo habían amenazado. Las conexiones llevan a la cuenta de José Castrejón Aguilar, “militante de Morena desde el 7 de septiembre de 2012, según se lee en la página del partido”, dice de Mauleón. Con esa información le bastó al periodista para incriminar a todo un partido político en una serie de amenazas contra él y otros periodistas, a las que les dedicó tres columnas. Finalmente, después de que le señalaran que José Castrejón no figuraba en el padrón de militantes de morena, el periodista publicó un texto titulado “@slayden”, donde en el antepenúltimo párrafo expresa parcamente: “Ofrezco una disculpa sincera a Morena, sus dirigentes y sus militantes por haber publicado el dato erróneo de que Castrejón aparecía en la página oficial como miembro del partido, y sugerir por tanto que las amenazas venían de Morena.” Obsérvese con atención el verbo “sugerir”, tan diferente de “afirmar”, que fue lo que hizo el periodista desde el título de su texto. De todos modos, aun cuando se haya retirado la base de sus aceleradas conclusiones, el periodista encuentra otras razones para creerlas con fe inquebrantable: “Al revisar la investigación queda claro, sin embargo, que personas que criticaron al líder de ese partido recibieron amenazas.”.
Estos dos casos no son los únicos en los que de Mauleón ha revelado su falta de solvencia ética. También recordemos que fue uno de los principales promotores de la versión conocida como “la verdad histórica”, manufacturada por la Procuraduría General de la República de Jesús Murillo Karam, y que ahora sale a la luz, a raíz de la investigación comandada por Alejandro Encinas, como una operación de ocultamiento de los hechos atroces de Ayotzinapa.
DESDE EL BALCÓN:
I.-Ejemplo como el anterior fue el recurso empleado por el gobernador FRANCISCO JAVIER GARCÍA CABEZA DE VACA en su intento por sabotear la decisión de poco más de 730 mil votantes tamaulipecos, en su afán de lograr la continuidad a los “vientos del cambio”.
¿Cómo la ve?
Y hasta la próxima.
mariodiaz27@prodigy.net.mx