-Pésimo operador político
-PRI perdió más de la mitad de sus votos
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Raúl Hernández Moreno
Por segundo año consecutivo, el gobernador Francisco García Cabeza confirma que es muy bueno para reprimir a los opositores, pero es pésimo como operador político. Muy poco sabe de estrategias electorales y por eso le va como le va.
De muy poco le sirvió orquestar una elección de estado en la que se compraron votos, se repartieron miles de despensas, se uso a la Fiscalía para presionar a los opositores se uso a las instituciones para imponer un clima de terror con el fin de inhibir el voto opositor.
De nada sirvió aliarse con el PRI, su enemigo en el 2016, cuando utilizó la frase “de que se van, se van”, para ganar adeptos. Ahora uso la frase “No se vayan”, y arropó a los que en el pasado tachó de corruptos.
Cabeza también invitó a su alianza al PRD, un muerto insepulto, que muy poco ayudo en la votación. De hecho se cumplió lo que repetimos muchas veces en este espacio: para el que el PAN ganara, necesitaba que Morena fuese su aliado,
La del domingo, ha sido el proceso electoral más sucio en la historia de Tamaulipas y Cabeza se ha convertido en un símbolo de lo que no debe hacerse en una campaña.
En el 2021, Cabeza impuso candidatos a alcaldes y diputados, sin tomar en cuenta a la militancia panista y el resultado se tradujo en la pérdida de 14 de los 43 municipios y 16 de los 22 distritos. Para colmo, el PAN perdió 7 de los ayuntamientos que concentran el 75 por ciento de la población y que manejan tres cuartas partes del presupuesto de todos los municipios.
En el 2022, Cabeza repitió la fórmula e impuso como candidato a su Secretario General de Gobierno, un hombre sin carisma, sin capacidad intelectual, mal orador, pésimo para improvisar, encargado de reprimir a los ex alcaldes Carlos Canturosas, Maki Ortiz y Leticia Salazar, convertidos en enemigos del gobernador por el solo hecho de que le hacían sombra.
El es el gran perdedor, puesto que él impuso a los candidatos, despreciando, a la militancia y a la propia dirigencia nacional del PAN que le recomendó postular a Jesús Nader.
Las encuestas previas a la selección del candidato panista decían que el aspirante mejor posicionado era Nader, alcalde de Tampico, pero Cabeza lo desprecio. Hoy, contabilizados los votos totales de la elección del domingo 5, Américo le ganó a César Verástegui El Truko con una diferencia de 5.79 puntos, 82,411 votos. Nunca sabremos si a Nader le habría alcanzado para superar a Américo, pero habría sido mucho mejor candidato.
Tanto en el 2021 como en el 2022, Cabeza se negó a hacer un auto análisis de su administración. Si lo hubiera hecho, se habría enterado de que los tamaulipecos se hartaron de un gobierno fallido, autocrático, excluyente, rapaz, tolerante con los corruptos del mismo partido y feroz con los adversarios, Y esto lo habría llevado a buscar nuevas estrategias.
Luego de dos derrotas al hilo, asistimos al fin del cabecismo, con el agregado de que tarde o temprano tendrá que someterse a la justicia mexicana, con alto riesgo de terminar preso.
El expediente judicial en su contra esta robusto de pruebas y ya sin el poder de la gubernatura, van a surgir más pruebas, porque muchos de sus colaboradores le van a perder el miedo y ante la disyuntiva de ir presos ellos o Cabeza, optaran por lo segundo.
Durante su sexenio, Cabeza uso al PAN para su beneficio propio, el de su familia y sus amigos y el PAN lo va abandonar cuando sea sometido a juicio. Así pasa con los que pierden el poder. Lo hemos visto en todos los partidos.
El cabecismo ha sido una pesadilla para los tamaulipecos y con el triunfo de Américo Villarreal renace la esperanza de que el Estado retome el camino del desarrollo, en todas sus facetas.
El cabecismo quiso destruir la imagen de Américo, acusándolo de lo que ellos son. No se vieron en un espejo.
La derrota del candidato de Cabeza, terminó de empinar al Partido Revolucionario Institucional, que de 132,390 votos que obtuvo en el 2021, cayó a 64,462 en el 22, menos de la mitad. En un año, perdió a la mitad de sus votantes, lo que es un síntoma de que los priistas no estuvieron de acuerdo con la alianza con el PAN. De hecho la militancia no estuvo de acuerdo en aliarse con el PAN en los seis estados donde hubo elección.
Al PRI seguramente le habría ido mucho mejor si hubiese postulado a Ramiro Ramos como su candidato a la gubernatura.
Es probable que el PAN termine impugnando la elección en Tamaulipas. Van a intentar ganar en los tribunales lo que no pudieron ganar en las urnas. Así lo hicieron en el 2021, pero no pudieron revertir los resultados. Eran las ganas de joder.
Sería sano que en un acto de congruencia, y de valor civil, El Truko saliera a decir que acepta su derrota, que no va a impugnar los resultados y que desautoriza al partido a hacerlo. ¡Pero eso es ficción!