Despojo de La Pesca Por: Oscar Díaz Salazar

El despojo que pretende realizar el aún detentador del poder ejecutivo del gobierno de Tamaulipas, Francisco Javier Garcia Cabeza de Vaca o «Francisco N» según las carpetas de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaria de Hacienda del gobierno federal, de cuarenta y dos hectáreas de un terreno que es el frente de la playa de La Pesca, en el municipio de Soto la Marina, es la crónica de una transa anunciada, la historia de un trinquete preparado con antelación, la película de un robo con premeditación, alevosía y ventaja.

Fue la legislatura anterior del Congreso del Estado, la que realizó modificaciones a la ley para que en los motivos justificados, legales o válidos, para que el gobierno pudiera expropiar un predio, se incluyera la intención de utilizar el terreno para el desarrollo de proyectos turísticos. Poco tiempo transcurrió para darnos cuenta que esas reformas a la ley estaban diseñadas para «legalizar» un despojo que ya tenían en mente el señor Francisco N y sus secuaces, es decir que se legisló a la medida de las necesidades, no de los tamaulipecos en general, sino del grupo que cobijado con las siglas del PAN se hizo del gobierno de Tamaulipas, precisamente para poder hacer negocios como el que hoy nos ocupa. Lo lamentable es que los diputados de morena y PT que hoy conforman una frágil mayoría en el poder legislativo de Tamaulipas no sean capaces de pronunciarse para condenar ese despojo, ni hacen lo necesario para derogar esa reforma hecha a la medida de los apetitos insaciables del terrateniente Cabeza de Vaca. Sabiendo que Francisco N va a emplear hasta el último minuto de su mandato para privatizar los bienes públicos, despojar a los tamaulipecos y comprometer los recursos del erario estatal más allá de su periodo de gestión, los diputados de morena son omisos en el cumplimiento de su obligación de acotar a los otros poderes y evitar los abusos.

De Francisco N es del dominio público que es bandido grande, que tiene pezuñas en el sobaco y por eso es inútil pensar que la crítica o su conciencia lo lleven a abstenerse de efectuar sus trinquetes, es como es, es su naturaleza. Por eso pongo el acento en un poder que históricamente no ha tenido poder, el poder legislativo del Estado, que a juzgar por lo que hemos visto en estos cuatro meses, sigue sin poder… y tal vez hasta sin querer.