Cada 4 de enero en México, los periodistas pasamos d estar detrás de cámaras para convertirnos en la noticia; nos describen de muchas maneras diciéndonos, metiches, chismosos, incómodos, inoportunos entre otros adjetivos verdaderamente ofensivos que no es necesario enumerar. Siempre valientes, siempre tras la noticia; con desvelos, a veces con reconocimiento, fama y gloria, otras con agresiones, humillaciones y llantos. Esa es la vida que elegimos, y sinceramente nos encanta.
Es por lo que el día de ayer, me dio gusto ver las fotografías de compañeros de todo el estado, los cuales en sus diferentes municipios de origen mostraban como solo por un día, se invirtieron los papeles y fueron las autoridades, esas a las que perseguimos para que nos contesten nuestras preguntas incómodas, las que, con el fin de reconocer nuestra importante y noble labor en la sociedad, organizaron almuerzos, comidas o cenas. Ayer no fue día de huir de las cámaras, fue día de fiesta y convivencia.
En mi pequeño y querido Río Bravo, se organizó una tardeada para los medios de comunicación; en punto de las 4 de la tarde arribé al lugar de la reunión, encontrándome con caras familiares; algunas conocidas de toda la vida, desde que tengo uso de la memoria, y es que si bien, en el ámbito periodístico soy relativamente una neonata, les he de comentar que mi padre, el señor Miguel Ramos también es periodista desde hace décadas, por lo cual siempre me llena de nostalgia y alegría ver los rostros de sus compañeros de batalla, que no solo me han visto crecer, sino que me han brindado una mano amiga y sus consejos cuando lo he solicitado. (No solo me refiero a los presentes, sino también a los que no tuvieron la oportunidad de asistir).
El fresco clima del mes de enero se hacía presente, a los compañeros se les veía sonrientes, relajados en sus asientos y disfrutando de la conversación de quien se encontraba a su alrededor; mi ciudad es pequeña, todos se conocen, por lo cual no importaba el lugar elegido para sentarse, porque platica había de sobra. En cuanto al lugar, me pareció agradable, una bonita casa con amplio patio era el punto de encuentro; en el piso de ladrillo para jardín se instaló una carpa color blanca, se acomodaron las mesas cuadradas a manera de formar un gran rectángulo con mantel blanco, en el que los presentes nos acomodamos.
A la cabecera de este, se encontraba el presidente municipal Hector “Calabazo” Villegas; compañeros a su izquierda y derecha, conversaban con él sobre la historia del día del periodista en México, recordando que la razón es para conmemorar el aniversario luctuoso de Manuel Caballero, quien es considerado como el padre del periodismo moderno por revolucionar su gremio en el país en la época del Porfiriato.
A la derecha, un grupo de músicos amenizaba el momento, el nombre no lo recuerdo, pero la música era alegre, regional, la típica que escuchamos en una reunión con carne asada. Me permito comentar que la comida tenía un buen sabor, se sirvió caliente, en buena porción y se podía repetir plato. Yo me senté al lado de mi amigo Anwar Vivián, y por un momento con tanto que contar me perdí en la conversación.
La tarde avanzaba y el frío se hacía más intenso, el alcalde vestía su habitual gorra negra con la imagen de una calabaza bordada, chamarra negra y jeans de mezclilla; se pidió la atención de los presentes para que Villegas el anfitrión del evento pudiera expresar unas palabras para los presentes, el edil reconoció la importancia y magnitud del gremio periodístico, “Es un verdadero honor el día de hoy poderlos estar agasajando con este convivio, lo hacemos con mucho cariño, por todo lo que son y por todo lo que hacen todos ustedes” fueron sus palabras; concluyó manifestándose como un amigo más de los medios de comunicación y como una autoridad cercana a ellos.
Mientras en una mesa al fondo, se encontraban reconocimientos con un marco color chocolate oscuro, para los presentes con una trayectoria más amplia. Los cuales se mencionó se entregarían al día siguiente, para no perder el ambiente de relajación en el que se encontraban los presentes.
Hasta aquí queda mi relato del festejo del día de ayer en la ciudad de Río Bravo, ya que después de despedirme de todos y cada uno de los presentes y agradecer al alcalde por la invitación y la comida (que por cierto comí doble plato de guisado) me retiré.
Espero que hayan pasado un buen día del periodista, y a las autoridades, funcionarios y cualquiera que haya tenido la amabilidad de realizar un convivio para celebrar con mis compañeros este día, se lo agradezco.
Brenda.rms@hotmail.com es mi correo, cuénteme como estuvo su día del periodista, como lo trataron y que anécdotas compartió con sus compañeros. Por mi parte es todo, nos leemos mañana.