DESDE ESTA ESQUINA..
MELITON GUEVARA CASTILLO.-
Pasada la elección anterior, la de alcaldes y diputados locales, converse con una diputada aun en funciones. Integrante de la bancada del PAN, fue muy firme en su aseveración del rumbo o intensidad que debe ser la próxima elección de gobernador. La diferencia fue de 35 mil votos, más o menos; el gobernador, y yo también, estoy convencida de que esa diferencia se puede superar. En la evaluación ya se encontraron errores y no se volverán a cometer.
En el rumbo de MORENA una y otra vez han repetido: las encuestas y sondeos dan cuenta de que van a ganar la gubernatura. Incluso, hacen notar, que la posibilidad de ganar se confirma sea quien sea el candidato. Así, para los morenos, la gubernatura ya la tienen en la bolsa. Hagan de cuenta que Américo Villarreal Anaya ya hasta debe estar integrando su gabinete. Claro, lo dijeron también, siempre y cuando lleguen a la elección unidos… y, a la fecha, la más rebelde es Maki Ortiz.
VOTO VOLATIL O AMARRADO.
Hubo un tiempo, cuando el sistema de partidos era como hoy, de muchos, pero con un partido dominante, el voto era amarrado, se le decía duro. Y era el voto que hacía, una y otra vez, que el PRI ganara elecciones aun con candidatos improvisados o impuestos. La pluralidad en el ejercicio de votar, cuando la oposición paso de ser leal a real, el voto fue cambiando. Así es como, hoy en día, hay gobernadores de distinto partido político, como diputados y senadores.
Hay, sin embargo, que buscar la motivación de “por qué votar”. En pocas palabras, que induce al ciudadano a votar por uno u otro partido, o candidato. Las primeras alternancias en el poder, funciono el voto por la persona, que lograba el poder vía un partido que no tenía ni organización ni estructura. Tamaulipas tiene, en el siglo pasado, varios ejemplos en Tampico, Matamoros y en Nuevo Laredo. Con todo, se puede decir que hay dos votos diferenciados: el voto de castigo y el voto obligado (o comprado). Y estos son, los que van a funcionar en la próxima elección en la entidad.
ESTRUCTURA PARA EL VOTO.
Tomando de referencia a solo dos partidos, los que verdaderamente se van a enfrentar, son muy diferentes en la entidad: El PAN, cuenta con una estructura y, además, tiene en sus manos el poder estatal. Y, quiérase o no, a partir de ahí, de su organización y programas, es como se puede incidir en el voto. Cuenta, además, con buen número de Presidencias Municipales en su poder. Tiene, eso sí, en contra un voto emocional: los agravios y las múltiples decisiones gubernamentales que lo alejan del pueblo, como es el caso del canje de placas y el fondo de capitalidad.
MORENA por su parte, no mentimos, si decimos que no es nada en la entidad. No tiene, vamos pues, estructura de liderazgos municipales, menos estatales o distritales. Sus líderes, en algunos municipios, son los alcaldes que, para actuar conforme a su partido, tendrán que sortear las presiones políticas y no políticas del poder estatal. Por eso, algunos analistas políticos, coinciden: la unidad al interior de MORENA es cuestionable. Y no se fortalece, además, porque Américo no tiene madera de líder, de esos que son carismáticos, que pueden mover masas y se empático con otros.
AMLO ES MORENA.
El domingo por la tarde, día de la elección anterior, me reuní con un grupo de amigos. Llego un matrimonio y preguntaron: ya votaron, nosotros (enseñando el dedo) puro MORENA, y apuntaron: AMLO es el único presidente que se acuerda de nosotros y nos da 65 y más. No tiene MORENA, estructura y liderazgos, pero tiene una base social que nace, sin la menor duda, de los programas sociales del gobierno federal. A lo que se agrega, el efecto AMLO, cuya popularidad se mantiene firme y se sostiene con su largo y permanente proceso de activismo político.
Así, en esta coyuntura, la ventaja que puede tener Américo Villarreal es, no una manifiesta capacidad de liderazgo, pero si una fortaleza que nace de la marca: ahí es donde entra, quiérase o no, el papel que puede desempeñar Rodolfo González Valderrama en su condición de delegado de los programas sociales: ¿ha sido eficiente? ¿Ha sido eficaz? ¿Ha sido capaz de imprimir, a su cercanía con la gente, el calor de AMLO? Por esto, y más, es que MORENA está convencido de que puede ganar la gubernatura.
OBLIGADO Y DE CASTIGO.
Así, en resumen, se puede consignar que en Tamaulipas habrá dos tipos de votos: el obligado, que puede nacer desde la estructura del poder, hoy en manos del panismo; y el otro, un voto de castigo, el que votara por MORENA, solo porque quiere un cambio y, además, está agradecido con la 4T. El detalle es que va a ganar el que tenga, obtenga, más votos, así sea solo uno de diferencia.