La Comuna La hora de los traidores y mercenarios
José Ángel Solorio Martínez
El alcalde de Altamira, Tamaulipas, Armando Martínez Manríquez tiene un dilema: o se va con su padre político Juvenal Hernández -ex-alcalde que gobernó esa ciudad con las siglas del PRI y luego co-gobernó con su esposa al amparo del PAN- para apuntalar la campaña del candidato panista a la gubernatura de Tamaulipas, u opta por quedarse en MORENA para sumarse al proyecto del candidato morenista Américo Villarreal Anaya. Complicada decisión para el ex priista que se vistió al parecer temporalmente de guindo. Martínez Manríquez, tiene una historial de pactos incumplidos y de alianzas fallidas con diversos actores del pueblo y con sus reales benefactores: los reynosenses hermanos Carmona, quienes le pagaron casi la totalidad de la campaña.
Al ex alcalde Juvenal aún le debe varios favores; enfadado con su compañero de partido, Francisco García Cabeza de Vaca, decidió apoyar a Armando y dejar a la deriva al panista altamirense, Ciro Hernández. No es exagerado, afirmar que esa coyuntura definió la pugna por la alcaldía en favor del morenista. De otra forma: difícilmente Armando hubiera ganado la Presidencia sin los escurrimentos hacia MORENA de los juvenalistas -que aparte tenían en sus manos la alcaldía y la estructura socio-política que de ella emana-. Ahí estuvo, la relevancia de la alianza. La escasa seriedad de Armando con sus aliados, se reflejó en el inmediato alejamiento de Juvenal, cuando la autoridad electoral le había dado el triunfo.
No había terminado de recibir, su Constancia de Mayoría, cuando corrió a Nuevo Laredo a traerse a el ex alcalde, Ramón Garza Barrios para darle a su constructora todos los contratos de la obra pública marginando las empresas de Juvenal y socios. Aún siguen los tirones entre Armando y Juvenal por el pago del apoyo monetario de la campaña.
En la coyuntura actual, Juvenal -el padrino local de aquel- se ha decantado a favor de la candidatura del panista Truco Verástegui. De hecho, se le ubica como el coordinador de la campaña del oriundo de Xico, en el sur del estado. Contradictorio paisaje sociopolítico para el alcalde, Martínez Manríquez. ¿Hacia dónde dirigirá sus apoyos Armando: al PAN o a MORENA? ¿Pagará a Juvenal los favores del pasado dejando a Américo Villarreal Anaya, morir solo en las arenosas llanuras de Altamira? ¿Se definirá por Américo Villarreal Anaya, para cumplir con el compromiso adquirido con la IV T? Falta poco para saberlo. Lo cierto que esta campaña por la gubernatura, estará erizada de traidores y mercenarios; tanto con trajes azules, como con casacas guindas.