Cd. Victoria, Tamaulipas.- El dato afirma que en Morena hay “humo blanco”, que la decisión está tomada y lo que resta es una anticipada “operación cicatriz”, para unidos levantar la mano al “amarrado”.

Sin ser oficial, y solo versiones entre los propios morenistas, siguen dando como fecha del “destape” el seis de diciembre en esta capital, con un “amarre” ya platicado en la ciudad de México.

Estarían reunidos los finalistas para informar que las encuestas han favorecido a uno de ellos, que los demás aceptan los resultados sin pleitos, diferencias y menos rencores.

Mientras esto corre en los corrillos morenistas, los teléfonos (base y celulares) repiquetean para pronunciar bondades de los contendientes a través de sistemas de grabación, generados por empresas encuestadoras contratadas.

Si alguien sabe que esto sale sobrando, son ellos. El veredicto no saldrá de una evaluación en redes sociales o por número de apariciones en medios masivos. El camino es el posicionamiento a través de encuestas de opinión avaladas por la jerarquía nacional y con seguridad desde la oficina del guía moral.

Para ser más concretos, solo necesitan unas cuentas opiniones y un voto final que viene de la gran capital y no se genera en provincia. El fiel de la balanza evalúa lealtad, inteligencia y capacidad organizativa.

Fuentes del partido aseguran que la fecha para reunir a los contendientes puede variar según las circunstancias, que el elegido ya lo sabe y al resto les leerán la cartilla, con acentuación en aquellos que generaron golpes bajos y hasta alentaron traiciones.

Se habla que desde Palacio Nacional no quieren dejar “cabos sueltos”. Buena experiencia les dejó la contienda más reciente en que los contrincantes sembraron “caballos de Troya” utilizando a presuntos convencidos de la 4T.

Si hay alguna variante en las fechas, no pasará más allá de la primea quincena de diciembre. Les urge tener precandidato.

Pendientes de cuáles son los movimientos en las siguientes horas, o días, para anunciar a su mejor elemento, el de mayor sensibilidad social, considerando que, las encuestas todas, dan por seguro que Morena aterrizará en Tamaulipas a través de las elecciones del cinco de junio próximo.

Esta competencia interna ha calentado  ánimos y pasiones, tanto que, hace algunas horas, se daba por seguro que Héctor Martín Garza González había renunciado a su chamba en la secretaría de Economía para dedicarle más tiempo al asunto local.

La verdad es que, según la convocatoria, deben renunciar cuatro meses antes de las elecciones, es decir, en febrero, aunque la Ley obliga solo tres meses. El dato no fue confirmado.

En paralelo se daba el rumor que Américo Villarreal “acomodaba” las fechas para meter licencia al Senado. En la sesión de este jueves seguía activo presentando iniciativas en materia de salud, como esa del sistema básico de información.

La definición del morenista mete más ruido que en los demás partidos por una sencilla razón: Las encuestas todas lo dan como favorito para ganar la gubernatura, frente a cualquier oponente.

Si hablamos del establo azul, como era de esperar, el fin de semana el CDE tomó el acuerdo de nombrar a su candidato por el método de designación directa, que significa “dedazo”. No quieren correr el riesgo de dividirse. Si van a las urnas será por precandidato único. Es la tradición celeste.

Encierra un alcance más profundo: La nominación será estatal y el CEN queda como mudo espectador. El responsable de triunfos o derrotas será el jefe político, Francisco Javier García.

Como decían en la época priísta: Gobernador pone candidato y será el operador y financiador de la campaña.

Y se confirman las palabras de Roberto Gil Zuarth, al rechazar el nombramiento de Coordinador Político y Territorial en Tamaulipas que le otorgó -sin avisarle-, el gerente nacional celeste, Marko Cortés: El CEN se quiere lavar las manos sobre las casi seguras derrotas que vienen en cinco de seis estados, como él mismo pronosticó.

A los adversarios internos los mandan a responsabilizarse de las campañas para echarles culpas, dijo Gil.

Desde que se  hizo cargo del gobierno quedó bien clara la posición de García Cabeza de Vaca frente al CEN: No permitir que le impusieran candidato. Como Gobernador –sin Presidente panista- es una conquista ganada a pulso.

Será él quien decida y el responsable de si se pierde o se gana. El partido avalará lo que acuerde.

En ese entendido, la mejor carta es su secretario General de Gobierno, César Augusto Verástegui, segundo de abordo en el gobierno, el que conoce mejor de política, el que supo concertar con actores propios y contrincantes.

Problemas en la designación de magistrado o magistrada del Tribunal Electoral de Tamaulipas, en sustitución de Marcia Laura Garza Robles. Por decisión del TRIFE, la chambita será para una mujer. Las fechas de nominación se pospusieron en el Senado.

Se quedan “milando” el maestro Juan Esparza Ortiz y Arturo Dimas de los Reyes.  La pelota se juega entre Juana Laura Hurtado Torres, Graciela Reyna Hagelsieb (que ya cobra como tal), Frida Denisse Gómez Puga y Tania Gisela Contreras López.