Por Arabela García…….
Las encuestas son una de las armas más utilizadas en política
Si por equidad de género la toca mujer a Tamaulipas, es MAKI ORTIZ
A lo largo de los meses anteriores se estuvieron posesionando en imagen más de dos
candidatos entre ellos uno que poco se le conocía por el norte, nos referimos a
RODOLFO GONZALEZ BALDERRAMA, uno de los que piensan muchos es puntero
mientras que otros lo colocan al final de la lista por ser amigo de RICARDO MONREAL,
un tipo de cuidado para el 2024 y que quizá el presidente no querrá como sucesor.
En tanto el senador tenía muchos meses que no se le veía por los municipios y de
repente hizo una espectacular presencia en diversos municipios, el gato encerrado era su
aspiración por la candidatura.
Ambos personajes han utilizado encuestas previas para posicionar una imagen hechiza
ante las redes sociales, porque si en cualquier colonia marginada del espacio geográfico
tamaulipeco pregunta por ellos no sabrán los pobladores que ellos aspiran a ser
gobernadores por Morena.
Las encuestas se han convertido en el arma más poderosa de posicionamiento y hasta
los medios de comunicación nos vamos con la finta, nadie quiere apostarle al perdedor o
al que va en último lugar, sin embargo hay engaño y no se deje llevar por el canto de las
sirenas.
Lo anterior son solamente ejemplos de lo que sucede con este procedimiento.
¿Por qué vale la pena preocuparse por las encuestas en tiempos del:big data? ¿Permiten
los grandes volúmenes de datos, generados por los usuarios de redes sociales y motores
de búsqueda, explicar y/o pronosticar mejor los comportamientos sociales que los
sondeos de opinión? ¿Pueden hacerlo evitando sesgos? No por ahora. Cuando de
opinión pública y de votantes se trata, las encuestas siguen siendo un recurso necesario.
En una democracia, los sondeos sirven de espejo retrovisor para quienes gobiernan. Son
canal de expresión de la opinión pública y hacen posible el diálogo entre la ciudadanía,
las autoridades y los medios.
No obstante, en tiempos de campaña electoral son visualizados como un instrumento
para influir en el electorado; si los resultados son favorables se busca difundirlos, sea
porque se presume el efecto del:carro vencedor:(la gente vota a ganador), sea porque
sirven para mantener alto el ánimo de la militancia, o sencillamente porque buenas
encuestas hacen buenas finanzas (los donantes prefieren apostar por quien tiene chances
de ganar).
A la vez,:en el periodo entre elecciones las encuestas sirven para medir el humor social,
la imagen del Gobierno y de la oposición y el grado de aceptación de las políticas que se
implementan. Nuevamente, si sus resultados se hacen públicos producen un efecto en
quienes los consumen, si bien no son unívocos ni pueden ser totalmente controlados.
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