José Ángel Solorio Martínez
Al parecer, el alcalde de Madero, Tamaulipas, Adrián Oseguera Kernion es el único de los 43 del estado, que decidió voluntariamente donar su salario a estudiantes en situación vulnerable. Ese solo gesto –que esperemos pudiera convertirse en viral, para a la postre transformarse en un política social, con o sin el sueldo del jefe edilicio- alcanzó para apuntalar los esfuerzos de 180 estudiantes en la ciudad.
Oseguera Kernion es un empresario potente en el sur de la entidad. Su familia –su padre Abel y su hermano del mismo nombre- desde hace décadas han militado en la Izquierda. El abuelo paterno del alcalde, fue Senador de la república en el gobierno del general Lázaro Cárdenas y su padre Abel fue uno de los más consistentes promotores de la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988; posteriormente, se sumaría a las campañas de Andrés Manuel López Obrador.
La familia Oseguera, tiene fama de altruista en Madero. Don Abel, hace años donaba casas –sí, viviendas- a gente atribulada que acudía a solicitarle ayuda. Colaboradores cercanos, afirman que donó en un período de diez años más de 200 moradas a familias maderenses y tampiqueñas.
(En su campaña el morenista, recorriendo colonias populares, pudo saludar a decenas de personas beneficiadas por la filantropía de Abel padre).
Es decir: la actitud de presidente municipal no es ajena a la magnanimidad familiar.
Los jóvenes beneficiados con el apoyo económico del sueldo del jefe edilicio, son estudiantes de primaria, secundaria y preparatoria.
Hace unos días se hizo la primera entrega y la oficialización de esas becas.
(La donación del estipendio del alcalde, no elimina el área de apoyo económico a estudiantes que diversas áreas del gobierno municipal tienen destinado a ello. Entre ellas se cuenta, las direcciones de desarrollo social y de educación).
La ofrenda de sus salario para becas, la había comprometido en sus giras por sectores necesitados de Madero. Es decir: es parte de los compromisos de campaña.
¿Por qué Oseguera puede hacerlo y otros alcaldes –y alcaldesas- no?
Es más: ni siquiera con el presupuesto público han ampliado la cobertura de becas para estudiantes.
Al parecer, la educación sigue siendo manejada con la visión neoliberal de que es una carga para el erario.
Eso, debe –debería- cambiar.
Hoy el esfuerzo del alcalde de Madero es apenas un pequeñísimo esfuerzo de la grande tarea que demanda revertir el daño que las últimas administraciones federales -panistas y priistas- hicieron a la estructura educativa del país.
Se debe cambiar el enfoque de que la educación y la cultura, son dinero tirado a la basura. El gesto de Oseguera Kernion, no sólo es plausible por su esplendidez; es relevante, porque llama a la reflexión del por qué y el para qué, las administraciones de todos los niveles han dejado hundir la estructura y el proceso educativo con todo y sus actores fundamentales: profesores, alumnos y padres de familia.
Los 180 alumnos que han recibido ese apoyo –no por modesto, deja de ser relevante- son apenas una muestra de la gigantesca ola de necesidades que los gobiernos deben atender.
Ya lo dijo AMLO: el Poder sólo se transforma en virtud, cuando se pone al servicio de la gente.