—– EL GRUPO MONREAL EN SU ENCRUCIJADA—-
La llegada del ex gobernador de Tabasco, Adán Augusto López Hernández al despacho mayor de Bucareli, en sustitución de la doctora Olga María del Carmen Sánchez Cordero, apunta sus lecturas hacia el senado de la república, y más específicamente hacia el líder de la Cámara Alta Ricardo Monreal Avila, cuyo grupo político se ve desplazado momentáneamente, en el reacomodo ordenado desde Palacio Nacional.
Desde hace tiempo, Monreal había levantado la mano para ser el sustituto de la ex magistrada Sánchez Cordero. La misma ministra del interior desmintió en varias ocasiones su posibilidad de dejar el segundo cargo a bordo de la nave obradorista, pues en su momento llegó a sentir la fuerte presión del monrealismo.
Pero hoy, pareciera que las cosas se darán en sentido contrario: se sabe que doña Olga es enviada al senado para desde ahí impulsar las reformas aun pendientes del Presidente AMLO. En ese sentido, el ex gobernador zacatecano podría perder fuerza y reflectores, pero ante todo se le vería disminuido en lo que se refiere a la confianza que alguna vez le dispensó su jefe político, el Presidente de la República.
Resulta obvio que, si el Presidente está enviando a su paisano Adán Augusto, no es porque éste tenga entre sus prendas una mayor experiencia política, sino que más bien, lo que vale para AMLO, es la lealtad de su paisano tabasqueño. Por eso lo lleva ahí, porque de otra manera, soltarle la Secretaría de Gobernación a Monreal, equivaldría a entregarle de antemano, un magnífico instrumento político, que lo empoderaría, rumbo a la sucesión. El Presidente no confía en RMA.
De esta manera AMLO le está cerrando el paso al monrealismo, un poderoso grupo político que ahora se ve en la encrucijada de disciplinarse, confiando en que las cosas de compongan de aquí al 2024, o bien ya desde ahora, romper abiertamente con el Presidente y construir por fuera su propio proyecto rumbo a la candidatura presidencial.
En la primera opción, Monreal estaría alineándose y aceptando el castigo, resignándose a lo que le toque, como premio por aceptar la decisión de su jefe político. En la segunda, Monreal le apostaría al desgaste del Presidente, y buscaría crecer y hacer alianzas por todo el país, como una figura dentro del mismo morenismo, cuya ventaja principal sería que no estaría alineado con AMLO, y ello tal vez le generaría una mayor fuerza política como candidato, rumbo al 2024.
¿Que decisión tomarán los monrealistas? ¿Se destetan o aguantan vara?
——–OSEGUERA Y LA BORREGA, UNIDOS POR EL GOLFO—-
Ahora que Maki Ortiz anduvo por el sur, metiéndose de colada en los eventos de Mario Delgado, la gente de Matamoros comentó que, ellos con todo y su buena relación con el Presidente del Congreso Armando Zertuche, con el cual, dicen, la Borrega suele platicar regularmente en plan de viejos amigos, creen que entre ellos y el alcalde maderense Adrián Oseguera existen más afinidades de las que se pudiese pensar.
Los une la vehemencia por dotar de moderna infraestructura y servicios a sus respectivos pueblos. Los dos principados morenistas, se encuentran enclavados en los polos del Golfo. Pero sobre todo, los vincula el dinamismo, la transformación de sus municipios y la vocación por la aplicación de políticas públicas, a favor de la ciudadanía.
Ambos, Oseguera y Mario fueron los dos primeros alcaldes morenistas que irrumpieron en el escenario azul tamaulipeco del 2018, cuando los astados azules de la Marca Tam eran muy poderosos.
Estos dos gemelos de la alternancia, (Mario y Adrián), estuvieron juntos durante aquella reunión nocturna, a la orilla de Miramar, organizada por el anfitrión horas después de su arribo al poder municipal, en aquel otoño obradorista, en el inicio de octubre, cuando apenas se perfilaba la Cuarta Transformación Tamaulipeca.
La reunión fue en el restaurante Arenas del Mar. Y ahí tanto Mario López como Adrián Oseguera concibieron un pacto de alianzas y de trabajo. La Borrega regresó hacia la media noche a Matamoros. El Trabajo apremiaba en la heroica. Por su parte Adrián iniciaría al día siguiente, lo que hoy es considerado junto con su homólogo matamorense, dos ayuntamientos que más que en la oficina, gobiernan en las calles, junto a sus ciudadanos.
¿Qué ha pasado después de aquel Pacto de Miramar..? ¿Qué ha sucedido entre estas dos figuras prominentes del morenismo tamaulipeco? No lo sabemos. Porque cada uno de ellos se ha dedicado a atender sus propios programas y proyectos de trabajo.
Pero hoy, en la víspera del 2022, creemos que tanto Oseguera como Mario López deben de reunirse y ambos trazar una estrategia conjunta hacia lo que viene.
Sería más rentable políticamente hablando un acuerdo entre ellos, que con Maki, una dama reynosense que solo busca llevar agua a su molino. Pero que además no tiene partido ni color. Y no está dispuesta a pelear por ninguna otra candidatura que la suya propia.
A Mario y a Oseguera; a Oseguera y a Mario, los une su lealtad hacia el Presidente de la República. Son hermanos del mismo pesebre político. Y finalmente, ese mismo origen los reunirá en una foto.