Los vientos de cambio degeneran en leve soplo. La política social del gobierno de Tamaulipas se reduce a su mínima expresión. Como ya no hay campañas por ganar, ni simpatías que provocar, ni adhesiones al proyecto, donde ni siquiera hubo proyecto, ni credibilidad, el equipo humano que repartía dádivas, despensas, enseres, becas y apoyos diversos, lo están desmantelando. De Tampico y de Reynosa, ha trascendido que fueron «corridos» de la chamba, sin dar explicaciones y de manera arbitraria y unilateral, cerca de un centenar de empleados, en cada uno de los municipios citados, adscritos a la Secretaria de Bienestar del gobierno de Tamaulipas. La prueba de que esa decisión se tomó desde «arriba», la tenemos en la remoción previa de los titulares de las oficinas de SEBIEN, encargadas de la operación política, clientelar, asistencial y electorera a favor del PAN. Antes de finiquitar la relación laboral con los «promotores» del bienestar, fueron removidos de sus cargos, el jefe de la oficina regional, Ricardo Moreno, y un poco antes la encargada del municipio salió para ser candidata a diputada local por ambas vías, pluri y uninominal. Lo mismo ocurrió en Tampico. Cabeza de Vaca ya está bajando la cortina en este tema de llevar apoyos a la población más vulnerable o con menos posibilidades económicas. Lo más lamentable de este asunto, además de que centenares de hogares se quedaron sin ingresos, sin el sustento familiar, es que la medida se tomó como una represalia por los resultados electorales, esto es que culpan del rechazo a los malos candidatos y al pésimo gobierno que ha hecho el PAN, a los servidores públicos más modestos, a los últimos de la fila, si me permiten usar esta expresión en la que de mi parte no implica que desprecie o que no valore su trabajo… Desde luego con excepción del trabajo político que se hace con recursos y salario del gobierno.