Opinión pública
Por Felipe Martínez Chávez
Cd. Victoria, Tamaulipas.- Entró en vigor el nuevo tratado de comercio con
Estados Unidos y Canadá, llamado ahora T-MEX. Le dimos una “hojeada”. Se
trata de mil 100 páginas del Diario Oficial de la Federación (29 de junio).
Estamos en emergencia de pandemia pero los líderes sectoriales de
producción, o los funcionarios, ya deberían saber de memoria si hay algún
mecanismo para generarle divisas a nuestros paisanos.
El sentir general es que no traerá beneficios o subirá algo a la mesa de las
familias tamaulipecas, sino al contrario, puros problemas. La deducción es que,
de no conceder la parte del león a los Estados Unidos, Donald Trump no lo
hubiera firmado.
Para dilucidar mejor el tema, es necesario repetir que las principales
empresas de Tamaulipas –capital, exportación y empleo- no son de aquí, y la
mayor parte ni mexicanas. Solo vienen a utilizar la mano de obra barata y
dejarnos contaminación.
Mire usted en orden descendente: Negromex (Grupos Kuo y Repsol), Alpek-
Dupont, Basf Mexicana, Delphi, Trico Componentes, Lucent Technologies
Microelectrica, T.R.W.V.S.S. Reynosa, Electropartes Matamoros y así
sucesivamente firmas de maquiladoras.
Química y petroquímica están ubicadas en Altamira y en la frontera las
maquiladoras, consideradas estas como armadoras que traen las partes de los
Estados Unidos y solo utilizan un mínimo de productos locales.
Sí exportamos, estamos entre las primera diez entidades, pero son partes
automotrices, televisores y equipo de cómputo y cientos más que solo se arman o
ensamblan aquí y la riqueza se va para otras naciones. Es más, ni pagan
impuestos.
Nos queda lo del campo.
Pero ya ni podemos presumir que nos deja la exportación agrícola porque las
regiones más fértiles de Tamaulipas, con riego, están rentados a empresas
extranjeras para la producción de tomate, cebolla, pepino y otros que van
directamente a los Estados Unidos.
Para vender artesanías de Tula, sábila de Jaumave, algo de tequila de
González y miel de Llera no tiene caso cantarlo.
Finalmente lo ganadero –venta en pie- que es algo de lo que podemos
sentirnos orgullosos porque se trata de paisanos (bueno, no todos), y lo citrícola
en que también despuntamos aunque con precios muy castigados.
Creo que es tiempo, por decir un ejemplo, que los poderosos líderes
campesinos Florentino Aarón Sáenz Cobos, orgullo de El Mante, y el gonzaleño
Raúl García Vallejo, sepan de memoria las disposiciones del T-MEX sobre
agricultura que incluye el subsector azúcar (de caña) de la que aquí también
somos productores.
En ese largo documento hay unas líneas que dicen (artículo 3.4): “Ninguna
Parte (país) adoptará o mantendrá una subvención a la exportación en ninguna
mercancía agrícola destinada al territorio de otra Parte”.
La advertencia es que nada de meterle lana oficial o subsidio. Los mismos
productores (de las otras dos naciones) se encargarán de vigilar que un gobierno
no destine apoyos porque sería competencia desleal.
Nuestros hombres son sorgueros y maiceros, pero no pueden competir
libremente con los productores de los Estados Unidos y su alta tecnología. No
pudieron cuando el TLC ordenaba el subsidio a través de Procampo. La
corrupción los arrastró.
Si los líderes de la UGRT, CNC y siglas por el estilo no tienen sobre sus
escritorios un tanto del T-MEX, menos los que toman el tractor o sacan su ganado
a pastar.
También es tiempo que funcionarios responsables de tales sectores
productivos, Ariel Longoria García y Carlos García González, de Desarrollo Rural
y Desarrollo Económico, nos digan ya si el tratado nos beneficia, perjudica o todo
lo contrario (como dicen que dijo aquel que les platiqué).
Pero que sean beneficios para los productores autóctonos, no para forasteros
o trasnacionales que solo vienen a ganar (sin que sea delito, desde luego).
El sentir es que Peña Nieto y López Obrador nos entregaron a los
imperialistas. Las controversias ahora se van a dirigir en tribunales de los Estados
Unidos y no en agencias internacionales del comercio.
Por lo pronto nos quedamos en que la exportación original de Tamaulipas solo
es de braceros, con papeles y si papeles pero son miles, tanto que en el primer
trimestre del 2020 enviaron 203 millones de dólares en remesas a sus familias.
Ante la llegada del T-MEX, más vale que nuestros hombres del campo, lo
único original que nos queda, se vayan persignando y encomendándose a la
virgen del Chorrito.
En otro tema, lo que tenía que suceder, sucedió: El INE ordenó retirar de sus
páginas de Internet todo tipo de entrega de apoyos con motivo de la pandemia, a
63 funcionarios de 15 entidades.
Les dieron 24 horas para “tumbar” el material o recibirán sanciones
económicas.
Claro que van los tamaulipecos: El senador Américo Villarreal Anaya; el
alcalde de Nuevo Laredo, Enrique Rivas Ornelas; los diputados federales Erasmo
González Robledo y Salvador Rosas Quintanilla, y el diputado local Félix
Fernando García Aguiar.
Sin medidas cautelares continuará el juicio en contra del presidente de
Tampico, Jesús Antonio Nader y de los diputados Javier Garza Faz y Miguel
Gómez Orta, porque ya habían retirado el material.
El proceso continuará y puede haber sanciones.