LA PLUMA ENVENENADA Por: José Alfredo Treto Medina

 

BASTA DE SIMULACIÓN.
Tamaulipas, sin políticas de bienestar para responder al COVID-19.
Las escasas políticas para hacer frente a la emergencia no corresponden con su potencia económica.
El gobierno parece más una maquinaria de producción de eslóganes que una institución a favor del interés de los tamaulipecos.
Como dejar de pasar por alto, las carretillas de dinero que se gasta en imagen y prensa, para hablar bien del mandatario y del Estado, gastando miles de millones de pesos, recursos que perfectamente podrían ser destinados a otros rubros de mayor importancia.
Estos son tiempos para desplegar verdaderas políticas del bienestar, pero parece que para el gobierno tamaulipeco esa palabra no es mucho más que un lema.
Para Tamaulipas, la emergencia sanitaria tiene repercusiones económicas, por el nivel de desempleo y la falta de ingreso que ocasiona. Además de los 900 mil tamaulipecos en pobreza ¿Cuántos niños dejarán de hacer sus tres comidas a causa de este golpe económico?
Si el gobierno no interviene con políticas efectivas para mitigar el desempleo y el cierre de empresas, existe el riesgo de que miles de tamaulipecos se sumen a la pobreza.
Debido a la gravedad de la crisis inminente, se esperaba que el gobierno tuviera definida una lista de instrumentos gubernamentales o políticas públicas estratégicas para amortiguar el golpe al empleo u ocupación –es decir, al ingreso– de los tamaulipecos, lo cual no existe.
La pandemia está haciendo muy evidentes las carencias de nuestros sistemas y servicios públicos: la falta de acceso efectivo a la protección social, un problema que afecta a miles de tamaulipecos, la ausencia de derechos laborales, contratos fijos, ingresos seguros y previsibles para miles de trabajadores en todos los sectores. Reconocer a estas poblaciones puede servir para implementar medidas mejor diseñadas y más adecuadas, lo cual hasta el momento no existe.