PALACIO
AMLO y la corrupción
-No basta con buenas intenciones
-Liberación, fuga y boda
-Se abre la puerta a la duda razonable
CON todo y la buena intención del presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR en su
combate a la corrupción, se han registrado varios hechos que hacen dudar de la e*cacia
de ese necesario y urgente programa de trabajo.
En efecto, tras largos años de proselitismo y ahora con la banda presidencial no existe
testimonio o prueba alguna que ponga tan siquiera en tela de duda la honestidad del
mandatario nacional.
Por lo tanto, no es de dudarse que, al menos hasta ahora, el jefe de la Nación y su
gabinete ejerzan su función pública bajo el lema de “no robar, no mentir, no traicionar”.
Sin embargo, la honestidad del Jefe del EjecuTIvo Federal no implica que servidores
públicos de los tres niveles de gobierno se conduzcan paralelamente y a/endan a pie de la
letra la recomendación presidencial.
LÓPEZ OBRADOR ha mantenido el discurso del combate a la corrupción, al grado de
a*rmar que ese 6agelo ya no existe en el gobierno de la Cuarta Transformación.
No obstante, querientes y malquerientes se preguntan por qué razón los corruptos gozan
de plena libertad, salvo la exsecretaria de Desarrollo Social en el pasado sexenio, ROSARIO
ROBLES BERLANGA.
A pesar de la corrupción en los sindicatos, en el cancelado aeropuerto de Texcoco, en la
evasión *scal, en la procuración de justicia o bien en el sistema nacional de salud, la 4T no
ha vinculado a proceso a ningún presunto responsable.
La inquietud o duda razonable se incrementa con hechos concretos que, quiérase o no,
empañan la cruzada an/corrupción del actual régimen lopezobradorista.
La liberación del narcotraficante OVIDIO GUZMÁN en Culiacán, Sinaloa; la fuga de tres
reos federales del Reclusorio Sur de la ciudad de México, ligados al Cártel de Sinaloa; y la
suntuosa boda de una hija del JOAQUÍN GUZMÁN LOERA.
Al margen del “culiacanazo” y del enlace matrimonial, lo cierto es que el carceleros, jueces
y policías no son ajenos a los hechos y, en consecuencia, hacen dudar de la efec/vidad del
combate a la corrupción del tlatoani azteca.
El sistema de justicia penal y el sistema penitenciario, con base en los hechos ante
descritos, no van acordes a la política del gobierno federal emanado de la segunda
transición política en el país.
Coincidencia o no, la realidad es que la liberación de OVIDIO, la fuga de los operadores del
narco sinaloense y la boda en catedral, abren de par en par la puerta del sospechosismo.
Resulta inadmisible tan solo pensar que los sistemas de inteligencia de los gobiernos
federal y estatal no se hayan enterado a tiempo de la movilización delictiva en pleno
centro de Culiacán, Sinaloa.
Ahora que, si sabían, pero pre*rieron evitar un enfrentamiento y probable masacre,
similar a lo ocurrido durante la detención y liberación de OVIDIO GUZMÁN, eso es simple y
sencillamente otro cantar.
Respecto a la fuga en el penal de mediana seguridad capitalino, no es su*ciente que el
gobierno federal actúe solo en contra de custodios y funcionarios carcelarios.
El brazo de la justicia también debe alcanzar al juez federal que ordenó que los reos
fugados fueran excarcelados de un penal de máxima seguridad e internados en el
Reclusorio Sur de la ciudad de México, que no ofrece las medidas de resguardo para ese
tipo de procesados.
Y hasta la próxima.
mariodiaz27@prodigy.net.mx