Cd. Victoria, Tamaulipas.- No es muy clara la procedencia y adquisición de
la “Casa de Gobierno” –o de los gobernadores- que ahora los morenistas
quieren abrir al público en aras de la austeridad.
Sin duda cronistas y políticos nos salen debiendo sobre los antecedentes
de la propiedad.
La semana anterior el diputado Oziel Almaguer Aldape, a nombre de una de
las bancadas –tiene dos- de Morena en el Congreso local subió iniciativa de
punto de exhorto a la secretaría de Administración del Gobierno, para que la
casona “sea destinada como espacio para el arte y la cultura del pueblo
tamaulipeco”.
En concreto Edna Rivera López, Esther García Ancira, Roque Hernández
Cardona, Susana Juárez Rivera, Ulises Martínez Trejo y Guillermina Medina,
quieren que “se realicen recorridos guiados, eventos culturales, exposiciones
de arte y todo aquello que tenga que ver con la cultura”.
Hay discordancia entre los propósitos del pejismo local con los del nacional.
El diputado Sergio Gutiérrez Luna presentó al Congreso federal iniciativa
por la que se reforma y adiciona la Ley General de Bienes Nacionales, para
obligar a los 30 Estados que tienen casas oficiales para el Gobernador, a que
las vendan y dediquen el dinero “a equipamiento de hospitales”.
Según el dato del autor de la iniciativa, solo Nuevo León y la Cdmx no
tienen residencia para el ejecutivo, aunque hay otros que tiene más de una,
como Sonora con tres.
Es más, algunas entidades, por iniciativa propia ya vendieron o tienen en
oferta instalaciones.
Mal fundamentada la petición de Don Oziel. No refiere de cuantos metros
cuadrados consta el terreno ni los que tiene de construcción, y menos el costo
que representa para el erario. Primero debió conseguir esos datos y luego
hacer su propuesta.
Hay varias reflexiones ¿por qué no pidió venderla? ¿por qué en jugar de
exhorto no presentó iniciativa de decreto para reformar la Ley de Bienes del
Estado y los Municipios? ¿acaso a la Ley del Patrimonio Histórico y Cultural?.
Trabajaron sobre las rodillas. Invade a las fracciones la idea presentar
número en lugar de razonar y fundamentar buenos proyectos.
¿Quién quisiera pagar por una visita? ¿bajo qué interés?. En estos casos
es el morbo el que guía a las mentes. Los espacios culturales de la ciudad
capital lucen abandonados, incluyendo bibliotecas, Casa de la Tierra,
Planetario, Museo Regional, Museo Tamux, Casa Filizola y esas cosas.
En el mayor de los casos la secretaría de Educación y otras áreas obligan a
grupos estudiantiles a visitarlos, como clientes cautivos a los que se cobra una
cuota.
Hablábamos de morbo –de los adultos desde luego-, que pudiera ser el
interés de visitar la casona.
Desde su apertura, en el sexenio del Gobernador Emilio Martínez Manautu,
se han tejido leyendas como esa de que su esposa Leticia mantenía una
crianza de cuando menos 80 gatos de raza fina.
Esa versión también de que le Gobernador Américo Villarreal Guerra
mandó instalar un establo con vacas de ordeña para disfrutar todas las
mañanas auténtica leche fresca.
La última es que Eugenio Hernández Flores alojaba una colección no
menor a las 30 motocicletas, una de sus aficiones.
Cuando queda libre o “sobra” alguna construcción o propiedad pública, los
acomedidos de inmediato la quieren convertir en “centro de cultura”, como es el
caso también de la vieja estación del ferrocarril y el penal de Tamatán que
todavía está en uso.
Hay demasiados espacios culturales en la capital que no son bien
aprovechados porque cobran, y en cambio faltan áreas deportivas gratuitas.
Un dato del Gobierno del Estado nos dice que en esta ciudad tiene 53
propiedades (con escritura y clave catastral) incluyendo el Palacio de
Gobierno, Parque Bicentenario, Estadio Marte R. Gómez, Zoológico de
Tamatán (nuevo y viejo), de Radio Sistemas de Victoria y escuelas.
Ahí va la Casa de Gobierno –bautizada en esta administración como Casa
Tamaulipas-, que tiene hasta dos claves catastrales.
En el resto de los municipios las propiedades suman 73 (sin tomar en
cuenta las últimas recuperaciones) en que van los penales, parques culturales,
escuelas, el estadio de futbol de Altamira, rastro de Camargo y la Presidencia
Municipal de Bustamante, única que no es municipal.
Suman 126 propiedades inmuebles, ocupadas y en uso constante casi
todas, lo cual no es para alarmarse si consideramos que hablamos de toda la
historia de Tamaulipas. Acaparar predios no es uno de los fines de la
administración pública y menos especular.
Ya para cerrar decíamos que los historiadores nos deben –y los políticos
también- respecto al origen de la Casa, de cómo se compró porque decretos
parece que no hay, cuánto se pagó y a quién, en tanto que otra versión afirma
que inicialmente Manautou y familia la adquirieron en lo particular cuando
llegaron a ciudad Victoria ya con el “premio” de la gubernatura en la bolsa.
Un dato más afirma fue residencia privada del Gobernador Horacio Terán
Zozaya –dueño inicial- y hasta de Praxedis Balboa.
Se nos hace que Don Oziel debe replantear su iniciativa. Ya que el señor
López (el Presidente) tiene de moda las rifas, bien podría solicitar que así se
haga. Si compra número podría ser el futuro dueño de Carretera Nacional 700