Tamaulipas y sus gobernantes
– De Cavazos Lerma a Cabeza de Vaca
– Tomás y Eugenio, encarcelados
– Egidio y la alternancia política
LOS cinco últimos sexenios en Tamaulipas serán recordados por varias generaciones merced de singulares características de formas de gobernar y destino de los mandatarios.
Veamos:
MANUEL CAVAZOS LERMA, quien puso de moda el cinto piteado, sombrero y botas vaqueras, gobernó con los códigos penal y fiscal en la mano. Acciones y persecuciones derivadas de temas políticos fueron la constante durante esos seis años de gobierno.
La iniciativa privada de la época lo recuerda por la informalidad de su vestimenta “avaquerada” durante actos que exigían ciertos protocolos.
Asimismo, CAVAZOS LERMA es recordado por sus creencias esotéricas y su gusto por mujeres adolescentes, residentes en las zonas rurales de la geografía tamaulipeca.
Su relevo fue TOMÁS YARRINGTON RUVALCABA, quien de inmediato cambió la escenografía en la Casa de Gobierno, retirando todo lo relacionado con gustos campiranos, para dar paso a una decoración elitista.
Sin embargo, durante los seis años de su gobierno dedicó los fines de semana a realizar costosas cabalgatas a cuenta del erario.
YARRINGTON se distinguió por ser un gobernante déspota y autoritario, al grado que, en la plenitud de su mandato, “no se movía ni la hoja de un árbol sin su consentimiento”.
Su ambición por el poder político y económico lo llevó a perder su libertad, luego de ser investigado y acusado por la autoridad estadounidense. Actualmente se encuentra recluido en una cárcel del vecino país, en espera de su sentencia.
EUGENIO HERNÁNDEZ FLORES lo relevó en el Ejecutivo Estatal e impuso su propio sello a su gobierno, siguiendo algunas prácticas de su antecesor.
El ojiverde se caracterizó por su afición a los paseos en motocicleta, eventos que reunía a decenas y decenas de “Harley Davidson”. Saqueó el erario estatal, pero dejó algunas obras de infraestructura, como el parque Bicentenario.
Casi al término de su mandato, manos criminales asesinaron al doctor RODOLFO TORRE CANTÚ, quien se perfilaba como su sucesor. En un afán de deslindarse del asesinato, HERNÁNDEZ FLORES propuso y apoyó como candidato sustituto a EGIDIO TORRE CANTÚ.
Tomó relevancia la pugna política que sostuvo con el entonces alcalde de ciudad Reynosa FRANCISCO JAVIER GARCÍA CABEZA DE VACA, a quien intentó, infructuosamente, involucrarlo en cuestiones ilícitas en materia de construcción de obras, principalmente de pavimentación.
EUGENIO HERNÁNDEZ se encuentra internado en una prisión del estado de México, acusado por la Procuraduría tamaulipeca de delitos relacionados con la compraventa de marismas en el puerto de Altamira.
El ingeniero de profesión EGIDIO TORRE CANTÚ, hermano del extinto RODOLFO, llegó sin problema alguno a la gubernatura, apoyado por todo el aparato estatal.
Su gobierno se caracteriza porque, apenas asumió el poder, se deslindó de todos los compromisos que había contraído su consanguíneo durante la campaña proselitista.
En algunos casos, EGIDIO devolvió dinero a quienes habían aportado al proyecto de su hermano, para no tener ningún débito.
A pesar del mantenimiento de fuerzas federales, la tranquilidad ciudadana no fue el logro principal del sexenio egidista.
Su mandato constitucional pasará a la historia por haberse registrado la primera alternancia política en Tamaulipas, franqueando el paso al gobierno panista de FRANCISCO JAVIER GARCÍA CABEZA DE VACA.
A mitad de su gestión, la administración estatal albiazul registra para la historia la solicitud de desaparición de poderes por parte de senadores morenistas, iniciativa que fue desechada por improcedente en la Cámara Alta del Congreso de la Unión.
Como es evidente, los cinco últimos sexenios en la esquina noreste del país están matizados con características muy propias.
Y hasta la próxima.
mariodiaz27@prodigy.net.mx