La Comuna
José Ángel Solorio Martínez
Sorprende la actitud del padre del Makyito Peña Ortiz –Carlos Peña– ante la presunta acción en donde intentaron agredirlo varios atacantes. Algunos medios de comunicación lo abordaron a los minutos del atentado; él, feliz, festivo, optimista, sin miedo a la vida. La policía llegó al lugar de los hechos y levantaron la información para seguir con las pesquisas y dar con el paradero de los fallidos gatilleros.
Testigos de los hechos, narraron que varios sujetos le tiraron varios balazos al Makyiavélico mayor. Y luego, huyeron despavoridos en un coche compacto.
Justo en los datos del vehículo en donde se movían los atacantes, afloran las interrogantes.
¿Un coche tan simple como el que describieron los mirones, es el apropiado como para enfrentarse con una posible víctima que se transporta en una potente camioneta, la cual, aparte, tiene un blindaje que sólo las grandes personalidades poseen?
La familia Peña Ortiz, manejó una hipótesis prematura: don Makyiavélico, intentó ser secuestrado.
¿Cómo saben Maky y sus consanguíneos los motivos del encuentro?
Con la información que se tiene hasta el momento, se afirma que la camioneta blindada recibió ¡solo un impacto!
¿Sólo un impacto?
Si únicamente recibió un tiro la camioneta, se infiere que los secuestradores, según los Makyiavélicos, no portaban armas largas; es decir, de haber llevado armas largas los bandidos, hubieran disparado en ráfagas; sobre todo, para aterrorizar a don Makyiavélico.
Pero no.
El vehículo atacado, ¡apenas recibió un impacto de bala!
O sea: los organizadores de la emboscada, carecen de colmillo para esos menesteres. De ser cierto, eso, es muy probable que los poderes fácticos estén fuera de esos acontecimientos. De lo contrario, no estuviéramos hablando de un hecho de un solo balazo. Y el Makyiavélico mayor, no habría encarado a la prensa con esa ecuanimidad y templanza.
Todos esos datos, llevan a construir una conjetura: nadie debe dejar fuera, la posibilidad de un auto-atentado.
No se puede soslayar la proclividad de Maky, para rodearse de un halo de víctima. Esa engañifa, le ha servido toda su vida: se ha auto-descrito como una mujer que ha enfrentado toda su vida violencia política y violencia de género.
Ha sido tan aviesa en sus conductas que incluso ha lucrado con sus enfermedades y dolencias. Durante más de 20 años, su material más preciado de marketing, ha sido la conmiseración. A través de esa argucia, ha transitado por los escenarios políticos con éxito; actúa como los tacuaches: cuando ve venir una amenaza, saca sus dotes de víctima –se tira al piso– para sobrevivir.
La sospechosa estratagema del secuestro de su consorte, encuadra perfectamente en sus técnicas de evasión.
¿A quién quiere salvar Maky?
Se sobre-entiende: a Makyito; se escucha, el run-run de la probable liberación de varias órdenes de aprehensión que tiene pendientes.
Por esa circunstancia, Mamá Cuervo, sacó otro de sus trucos lastimeros de la chistera.